Fuente: Artículo, "Brutal suicidio del triple asesino de la prueba de aptitud académica", del periódico La Estrella de Valparaíso, edición N° 26.903, publicado el 29 de diciembre de 2011, páginas 1-3. Texto de Carla Olivares Rojas (colivares@estrellavalpo.cl).
Brutal suicidio del triple asesino de la prueba de aptitud académica
12 años después del abominable crimen que conmovió a Valparaíso, el profesor Arancibia se quitó la vida asfixiándose con una bolsa.
Mientras estuvo hospitalizado, el profesor de física Iván Arancibia sólo recibía la visita de sus padres.
Con una bolsa en la cabeza el profesor Arancibia se suicidó: Hace cuatro años que vivía con sus padres. Ya había intentado quitarse la vida con anterioridad.
"Asfixia por sofocación", esa fue la causa de la muerte del profesor de física Iván Jesús Arancibia Navarro, hoy de 59 años, quien se hizo tristemente conocido luego de que un 17 de diciembre del año 1999 - mientras se rendía la Prueba de Aptitud Académica - acabara con la vida de su hija Tamara de sólo 3 años; del director del Liceo B-29, Eliseo Nogué; del gerente de la Corporación Municipal de Valparaíso, Luis Inocencio y se descerrajara un tiro en la boca que lo dejó vivo, pero con serias secuelas.
Luego de intentarlo en otras oportunidades, había decidido que el día martes 27 de diciembre a eso del mediodía - doce años y diez días después de los crímenes - , sería el día en que finalmente terminaría con el calvario que se inició cuando, a su juicio, había comenzado a recibir malos tratos e injusticias en su trabajo.
En la mañana salió de la casa que compartía con su madre y su padrastro en el Pasaje Uno de la población Santa Rosa de Lima, en Nueva Aurora, y realizó algunos trámites, habría ido al banco. Una vez que él llegó al domicilio, sus padres lo dejaron solo. Oportunidad que aprovechó para realizar lo que tanto que- ría. Tomó una bolsa plástica de color blanco que había en la cocina y subió a una pieza ubicada en el segundo piso de la vivienda donde tenía una camilla especial para realizar masajes. Metió su cabeza en ella, ató la bolsa a su cuello y el aire le comenzó a faltar hasta que dio el último suspiro. El profesor Arancibia acababa con su vida.
Fueron los progenitores quienes encontraron el cuerpo a eso de las 13.00 horas cuando subieron a buscarlo para almorzar. Ellos sabían que era cosa de tiempo.
Cerca de las 15.00 horas el fiscal de turno, Lionel González, dispuso que concurriera al lugar funcionarios de la Brigada de Homicidios de la PDI quienes constataron que no había participación de terceros en la muerte del profesor.
"Causaba un poco de recelo en la gente. No hablaba mucho, era como ido y siempre estaba solo."
- Juan Carlos Insunza vecino del triple homicida
En el Servicio Médico Legal
El cuerpo del profesor Iván Arancibia no fue retirado por sus familiares de las dependencias del Servicio Médico Legal de Valparaíso donde se realizó la autopsia.
Ayer por la tarde, un equipo del diario La Estrella se apostó en el lugar, sin embargo, hasta las 17.00 horas cuando termina la en- trega de cuerpos, el docente permanecía en el lugar. Una vez que sus padres retiren los restos, será trasladado a la parroquia San Rafael de Agua Santa, iglesia a la que pertenecian Norma y Sergio, sus católicos padres.
Cuatro años en casa
Cuando ocurrieron los crímenes, el profesor Iván Arancibia fue internado en la Unidad de Cuidados Especiales del Hospital Siquiátrico del Salvador, en Playa Ancha. Ese era su hogar cuando se dio a conocer que el tribunal había sobreseído al triple homicida por ser inimputable al padecer de una sicosis paranoidea y al momento de cometer los crímenes lo hizo mentalmente enajenado. Ahí estuvo siendo atendido hasta el año 2004 cuando ingresó al hospital Siquiátrico de Putaendo para mayor seguridad.
Hasta el 2007 estuvo internado en ese lugar con el diagnóstico de esquizofrenia, fue dado de alta y se fue a vivir con su madre Norma y su padrastro Sergio, sin embargo, los controles médicos continuaron hasta septiembre de este año cuando visitó por última vez el centro asistencial de Putaendo, puesto que había desarrollado un cuadro de demencia por daño orgánico.
Saludaba a todos
En la población Santa Rosa de Lima era habitual verlo caminando solo, muy serio, impávido y sin expresión son en el rostro. Siempre saludaba, pero nunca volvió a ser el mismo. "El cambió cuando llegó de Suecia en 1989", dijo una vecina. "A veces venía a comprar y saludaba, pero Como que no nos conocía, aunque sus papás decían que él nos recordaba a todos, además que causaba un poco de recelo en la gente. No hablaba mucho, era como ido y siempre estaba solo, sin pareja", dijo Juan Carlos Insulza, dueño de un almacén del sector.
Gabriela Aguilar lo conocía desde pequeño, tenía unos doce años cuando se vieron por primera vez y conoció la historia familiar del profesor que sufrió su primer quiebre emocional cuando sus padres se separaron y su madre conformó una nueva familia.
"Iván era regalón de sus padres y de sus abuelos maternos. Norma más tarde se separó, se volvió a casar y tuvo a otro niño. Ahí él perdió la atención, se sintió rechazado por su hermano y hubo muchas discusiones porque Iván era violento con su hermano y parece que hasta fue tratado por un especialista, entonces el niño tenía algo que venía de su infancia. Años después el hermano se casó y se separó y no pudo soportar la separación con su esposa y también se suicidó", dijo la señora Gabriela.
La última vez
Juan Carlos Insulza lo vio la semana pasada por última vez cuando fue a comprar un almuerzo, le regateó el precio y quiso ingresar al domicilio al comedor, pero no se lo permitieron. Aunque no fue agresivo, siempre fue muy serio.
La señora Gabriela lo vio el lunes, se saludaron cariñosamente y conversaron un rato. "Estaba bien porque en la casa estaba una prima con niños chicos y me saludó muy cariñoso".
El profesor Iván Jesús Arancibia Navarro dejó una carta de despedida a sus padres donde explicaba los motivos del suicidio. Nunca se perdonó matar a su pequeña hija aquel 17 de diciembre de 1999.
Además les dejó algo de dinero que tenía guardado, dinero que ahorraba sagradamente de la pensión que recibía.
"Estaba bien porque en la casa estaba una prima con niños chicos y me saludó muy cariñoso."
- Gabriela Aguilar vecina del profesor Iván Arancibia Navarro.
En una habitación del segundo piso de la vivienda fue encontrado el cuerpo sin vida.
La historia del crimen que conmovió al país
El jueves 16 de diciembre de 1999, un día antes de cometer los crímenes, el profesor de física Iván Arancibia Navarro, de 47 años, concurrió hasta la crónica del Diario La Estrella de Valparaíso y se entrevistó con el periodista Guillermo Jofré a quien le comentó que venía a denunciar malos tratos por parte de la Corporación Municipal de Educación de Valparaíso, ya que des- de septiembre de ese año que no podía trabajar como profesor de Física por- que los alumnos lo habían vetado. Venía de Suecia con algunos cursos de Teoría de Sistemas y era muy exigente, algo que los alumnos no toleraron. An- tes de retirarse el periodista le preguntó a qué liceo se refería, "ya lo va usted a descubrir", dijo antes de ir irse serio y muy calmado.
El día del crimen
El día siguiente a las 11.05 de la mañana salió de su casa de la mano de su hija Tamara, armado con una pistola Lordism 7.65 mm. y dos cargadores de cinco balas cada uno que transportaba en una bolsa de terciopelo negra.
En primer lugar fue a la dirección del Liceo B-29, abrió la puerta y enfrentó a Eliseo Nogué, director del establecimiento. Sentó a su hijita en una silla, sacó la pistola y le disparó en dos oportunidades, una vez en el pecho y otra en la frente. Luego se dirigió al profesor Nogué y apretó cuatro veces el gatillo. La última bala fue directo a su cabeza.
A ocho cuadras estaba la oficina del profesor Luis Inocencio, director de Educación de la Corporación Municipal. Arancibia fue caminando y con su pistola en la mano. Ingresó a las dependencias e incluso algunas mujeres gritaron al ver la pistola, pero a él nada lo detuvo. Fue hasta la oficina de Inocencio y disparó de inmediato. Su tercera víctima caía herido de muerte al suelo.
Luego se dirigió hasta el despacho del gerente de la Corporación, Víctor Quezada y lo apuntó en la frente, pero le quedaba una sola bala en el cargador, es que tomó la pistola automática con sus dos manos, la introdujo en su bo- ca y disparó. Los gritos se hicieron ensordecedores, sin embargo, Iván Jesús Arancibia Navarro quedó con vida cargando con tres muertes en su conciencia durante 12 largos años.
Con la bala
Fue por unos milímetros que Arancibia no se despedazó el cerebro con el disparo en la boca. La bala se alojó en su cabeza y ahí se mantuvo durante todo este tiempo, como un triste y horrendo recuerdo del crimen que conmocionó a toda una ciudad y un país.

El profesor Arancibia murió a los 59 años.
- Lionel González González es un fiscal adjunto de la Fiscalía Local de Valparaíso
- "Sicosis paranoidea" realmente se refiere a psicosis paranoica.