viernes, 24 de mayo de 2024

El suicidio de Iván Arancibia, el profesor asesino

Fuente: Artículo, "Brutal suicidio del triple asesino de la prueba de aptitud académica", del periódico La Estrella de Valparaíso, edición N° 26.903, publicado el 29 de diciembre de 2011, páginas 1-3. Texto de Carla Olivares Rojas (colivares@estrellavalpo.cl). 

Brutal suicidio del triple asesino de la prueba de aptitud académica

12 años después del abominable crimen que conmovió a Valparaíso, el profesor Arancibia se quitó la vida asfixiándose con una bolsa.


Mientras estuvo hospitalizado, el profesor de física Iván Arancibia sólo recibía la visita de sus padres.

Con una bolsa en la cabeza el profesor Arancibia se suicidó: Hace cuatro años que vivía con sus padres. Ya había intentado quitarse la vida con anterioridad.

    "Asfixia por sofocación", esa fue la causa de la muerte del profesor de física Iván Jesús Arancibia Navarro, hoy de 59 años, quien se hizo tristemente conocido luego de que un 17 de diciembre del año 1999 - mientras se rendía la Prueba de Aptitud Académica - acabara con la vida de su hija Tamara de sólo 3 años; del director del Liceo B-29, Eliseo Nogué; del gerente de la Corporación Municipal de Valparaíso, Luis Inocencio y se descerrajara un tiro en la boca que lo dejó vivo, pero con serias secuelas.
    Luego de intentarlo en otras oportunidades, había decidido que el día martes 27 de diciembre a eso del mediodía - doce años y diez días después de los crímenes - , sería el día en que finalmente terminaría con el calvario que se inició cuando, a su juicio, había comenzado a recibir malos tratos e injusticias en su trabajo.
    En la mañana salió de la casa que compartía con su madre y su padrastro en el Pasaje Uno de la población Santa Rosa de Lima, en Nueva Aurora, y realizó algunos trámites, habría ido al banco. Una vez que él llegó al domicilio, sus padres lo dejaron solo. Oportunidad que aprovechó para realizar lo que tanto que- ría. Tomó una bolsa plástica de color blanco que había en la cocina y subió a una pieza ubicada en el segundo piso de la vivienda donde tenía una camilla especial para realizar masajes. Metió su cabeza en ella, ató la bolsa a su cuello y el aire le comenzó a faltar hasta que dio el último suspiro. El profesor Arancibia acababa con su vida.
    Fueron los progenitores quienes encontraron el cuerpo a eso de las 13.00 horas cuando subieron a buscarlo para almorzar. Ellos sabían que era cosa de tiempo. 
    Cerca de las 15.00 horas el fiscal de turno, Lionel González, dispuso que concurriera al lugar funcionarios de la Brigada de Homicidios de la PDI quienes constataron que no había participación de terceros en la muerte del profesor.

"Causaba un poco de recelo en la gente. No hablaba mucho, era como ido y siempre estaba solo.
- Juan Carlos Insunza vecino del triple homicida

En el Servicio Médico Legal

    El cuerpo del profesor Iván Arancibia no fue retirado por sus familiares de las dependencias del Servicio Médico Legal de Valparaíso donde se realizó la autopsia.
    Ayer por la tarde, un equipo del diario La Estrella se apostó en el lugar, sin embargo, hasta las 17.00 horas cuando termina la en- trega de cuerpos, el docente permanecía en el lugar. Una vez que sus padres retiren los restos, será trasladado a la parroquia San Rafael de Agua Santa, iglesia a la que pertenecian Norma y Sergio, sus católicos padres.

Cuatro años en casa

    Cuando ocurrieron los crímenes, el profesor Iván Arancibia fue internado en la Unidad de Cuidados Especiales del Hospital Siquiátrico del Salvador, en Playa Ancha. Ese era su hogar cuando se dio a conocer que el tribunal había sobreseído al triple homicida por ser inimputable al padecer de una sicosis paranoidea y al momento de cometer los crímenes lo hizo mentalmente enajenado. Ahí estuvo siendo atendido hasta el año 2004 cuando ingresó al hospital Siquiátrico de Putaendo para mayor seguridad.
Hasta el 2007 estuvo internado en ese lugar con el diagnóstico de esquizofrenia, fue dado de alta y se fue a vivir con su madre Norma y su padrastro Sergio, sin embargo, los controles médicos continuaron hasta septiembre de este año cuando visitó por última vez el centro asistencial de Putaendo, puesto que había desarrollado un cuadro de demencia por daño orgánico.

Saludaba a todos

    En la población Santa Rosa de Lima era habitual verlo caminando solo, muy serio, impávido y sin expresión son en el rostro. Siempre saludaba, pero nunca volvió a ser el mismo. "El cambió cuando llegó de Suecia en 1989", dijo una vecina. "A veces venía a comprar y saludaba, pero Como que no nos conocía, aunque sus papás decían que él nos recordaba a todos, además que causaba un poco de recelo en la gente. No hablaba mucho, era como ido y siempre estaba solo, sin pareja", dijo Juan Carlos Insulza, dueño de un almacén del sector. 
    Gabriela Aguilar lo conocía desde pequeño, tenía unos doce años cuando se vieron por primera vez y conoció la historia familiar del profesor que sufrió su primer quiebre emocional cuando sus padres se separaron y su madre conformó una nueva familia.
    "Iván era regalón de sus padres y de sus abuelos maternos. Norma más tarde se separó, se volvió a casar y tuvo a otro niño. Ahí él perdió la atención, se sintió rechazado por su hermano y hubo muchas discusiones porque Iván era violento con su hermano y parece que hasta fue tratado por un especialista, entonces el niño tenía algo que venía de su infancia. Años después el hermano se casó y se separó y no pudo soportar la separación con su esposa y también se suicidó", dijo la señora Gabriela.

La última vez

    Juan Carlos Insulza lo vio la semana pasada por última vez cuando fue a comprar un almuerzo, le regateó el precio y quiso ingresar al domicilio al comedor, pero no se lo permitieron. Aunque no fue agresivo, siempre fue muy serio.
    La señora Gabriela lo vio el lunes, se saludaron cariñosamente y conversaron un rato. "Estaba bien porque en la casa estaba una prima con niños chicos y me saludó muy cariñoso". 
    El profesor Iván Jesús Arancibia Navarro dejó una carta de despedida a sus padres donde explicaba los motivos del suicidio. Nunca se perdonó matar a su pequeña hija aquel 17 de diciembre de 1999.
    Además les dejó algo de dinero que tenía guardado, dinero que ahorraba sagradamente de la pensión que recibía.

"Estaba bien porque en la casa estaba una prima con niños chicos y me saludó muy cariñoso."
- Gabriela Aguilar vecina del profesor Iván Arancibia Navarro. 


En una habitación del segundo piso de la vivienda fue encontrado el cuerpo sin vida.

La historia del crimen que conmovió al país

    El jueves 16 de diciembre de 1999, un día antes de cometer los crímenes, el profesor de física Iván Arancibia Navarro, de 47 años, concurrió hasta la crónica del Diario La Estrella de Valparaíso y se entrevistó con el periodista Guillermo Jofré a quien le comentó que venía a denunciar malos tratos por parte de la Corporación Municipal de Educación de Valparaíso, ya que des- de septiembre de ese año que no podía trabajar como profesor de Física por- que los alumnos lo habían vetado. Venía de Suecia con algunos cursos de Teoría de Sistemas y era muy exigente, algo que los alumnos no toleraron. An- tes de retirarse el periodista le preguntó a qué liceo se refería, "ya lo va usted a descubrir", dijo antes de ir irse serio y muy calmado.

El día del crimen

    El día siguiente a las 11.05 de la mañana salió de su casa de la mano de su hija Tamara, armado con una pistola Lordism 7.65 mm. y dos cargadores de cinco balas cada uno que transportaba en una bolsa de terciopelo negra. 
    En primer lugar fue a la dirección del Liceo B-29, abrió la puerta y enfrentó a Eliseo Nogué, director del establecimiento. Sentó a su hijita en una silla, sacó la pistola y le disparó en dos oportunidades, una vez en el pecho y otra en la frente. Luego se dirigió al profesor Nogué y apretó cuatro veces el gatillo. La última bala fue directo a su cabeza.
    A ocho cuadras estaba la oficina del profesor Luis Inocencio, director de Educación de la Corporación Municipal. Arancibia fue caminando y con su pistola en la mano. Ingresó a las dependencias e incluso algunas mujeres gritaron al ver la pistola, pero a él nada lo detuvo. Fue hasta la oficina de Inocencio y disparó de inmediato. Su tercera víctima caía herido de muerte al suelo. 
    Luego se dirigió hasta el despacho del gerente de la Corporación, Víctor Quezada y lo apuntó en la frente, pero le quedaba una sola bala en el cargador, es que tomó la pistola automática con sus dos manos, la introdujo en su bo- ca y disparó. Los gritos se hicieron ensordecedores, sin embargo, Iván Jesús Arancibia Navarro quedó con vida cargando con tres muertes en su conciencia durante 12 largos años.

Con la bala

    Fue por unos milímetros que Arancibia no se despedazó el cerebro con el disparo en la boca. La bala se alojó en su cabeza y ahí se mantuvo durante todo este tiempo, como un triste y horrendo recuerdo del crimen que conmocionó a toda una ciudad y un país.


El profesor Arancibia murió a los 59 años.

Notas del transcriptor:
  • Lionel González González es un fiscal adjunto de la Fiscalía Local de Valparaíso
  • "Sicosis paranoidea" realmente se refiere a psicosis paranoica.

viernes, 17 de mayo de 2024

La trágica historia de Francisco Tiznado, el niño suicida

Fuente: Artículo, "¿Por qué se mató Panchulo?", de la revista Vea, edición N° 1.581, publicada el 2 de octubre de 1969, páginas 24-25. Texto de Hernán Norambuena. Fotos de Bibí de Vicenzi.

¿Por qué se mató Panchulo?

    Francisco Tiznado, de 11 años, puso fin a la cadena de tragedias que oprimía su corta existencia, colgándose de los andamios de un parrón. El padre estaba cesante y su madre había abandonado el hogar; Antes de adoptar la trágica decisión, lloró por ella. 

Dos de los cinco hermanos de "Panchulo": El pequeño tiene tres años, pero representa uno.

    Una mañana, lo encontraron muerto, ahorcado, en el fondo del patio de la casa de su abuela. Pendía de una estructura del parrón, colgado de un cordel, en macabra posición. Desde lejos, parecía un signo interrogante, con el extraño ovillo humano formado por su cuerpo flaco y desnutrido, mal vestido, cubierto con harapos. Nadie iba a creer que un niño de once años buscaría el suicidio como lenitivo a su intensa amargura. Pero fue así. Francisco Javier Tiznado Pizarro se mató a la edad en que florecen las diabluras, entretenimientos y juegos. Un hermano, de siete años, lo encontró colgando y, pensando en sus payasadas anteriores, remeció el cadáver, mientras invitaba a un partido de dominó. Extrañado, tiró del nudo rosa del cordel y el cuerpo fláccido cayó a tierra. Sólo entonces el autor del hallazgo entendió que algo raro ocurría y corrió a dar aviso. "¡El Panchulo se mató!...", fue el grito que salió de la casita de calle Sergio Valdovinos 1389, y sobrecogió a todo el vecindario. El suicidio hizo salir a flote el eterno problema de la niñez huérfana de cariño y afecto, de los matrimonios mal constituidos, dos canales que alimentan la vagancia infantil, esa que duerme en las calles abrigándose con el tibio pelaje de un perro.
    Quemante duda dejó el niño de once años que se ahorcó en el patio de su casa. La madre abandonó el hogar hace dos años y el padre está cesante. Seis hermanos del suicida están famélicos y descuidados. Hicieron colecta para poder sepultar los restos de Panchulo.

El abuelo y un tío observan el parrón desde el cual se colgó Panchulo.

La mayor de los hermanos, Francia, indica el lugar y el cajón que utilizó el niño para quitarse la vida.

¿Por qué se mató Panchulo?

    Hay varias respuestas. Una, que la madre, Berta Pizarro Ortiz, abandonó el hogar dejando tras sí a sus siete hijos: Albina, de un año; Ruthi, de cuatro; Joaquín, cinco; Susana, ocho; Francisco, nueve, y Francia, diez. Sobre el móvil del abandono opinan los vecinos: "Aburrida del zángano de su marido, que nunca trabaja"; "Cansada de los malos tratos, de la miseria"; "Se fue con otro hombre y tiene una guagua". Se desconoce su actual paradero, quizás ni se entere de que su hijo Panchulo se suicidó pensando en ella. Porque hay una cosa cierta, el niño-suicida nunca se conformó con la ausencia de su madre.
    Hace dos años que se fue del hogar Berta Pizarro Ortiz. Se sabe que es mujer trabajadora, hija de un mecánico. Entonces Francisco Jaime tenía nueve años y la falta de atención hizo que dejara de concurrir a clases en la Escuela Pública N° 192, en José Joaquín Pérez y Molina Lavín. Todo su tiempo lo dedicó a recorrer las calles, atisbando el rostro de las mujeres, a ver si encontraba a la desaparecida. Alguien le dijo que su madre estaba vendiendo pescado frito en el sector de la Estación Mapocho.
    Panchulo hizo guardia día y noche y lo único que logró fue una cantidad de amigos vagos que se esconden a pernoctar bajo los puentes del Mapocho. Al final, desesperado, volvió a Quinta Normal, San Pablo abajo, en la frontera con Las Barrancas. Por allí lo vieron taciturno, triste y melancólico. En sus rachas alegres jugaba con sus hermanos. Otras veces se iba a los boliches y llegaba a casa totalmente borracho. Vagando por las calles lo encontraron carabineros y lo llevaron preso. En otra oportunidad se apoderó de herramientas de obreros municipales y volvió a tener líos con la policía.

Terrible decisión

    Un tío del muchacho hace recuerdos: "Panchulo era un niño despierto, avivado, fuera de lo común. Iba a ver una película de "Tarzán" y se creía el hombre-mono; otras veces "Batman" o "Django". Subía y bajaba de los microbuses sobrecorriendo". La última noche de su vida estuvo bebiendo en un negocio de calle San Pablo. Después se fue al Matadero Municipal de Las Barrancas y observó la faena de matanza. La vista de la sangre y el bárbaro espectáculo lo hicieron llegar más triste que a la casa. Ni siquiera prestó atención a sus hermanos que jugaban dominó acostados en cama. Se dirigió al fondo del patio, se apoderó de un cordel que ató a una viga, se anudó la punta en el cuello y con el pie dio un empellón a un pequeño cajón. Eran las siete de la mañana y dos horas después su hermano Joaquín sacudía su cuerpo, invitándolo a un partido de dominó. La hermana del suicida, Francia, de doce años, señala que en una oportunidad un perro mordió a Francisco Jaime y médicos prestaron auxilio al muchacho mediante inyecciones. Pero solamente se colocó tres unidades y los amigos que se enteraron manifestaron que se volvería loco por desechar el tratamiento antirrábico. ¿Influyó esta predicción en su ánimo, ya alterado?

La madre no volvió

    Los demás hermanos se miran las caras. Todos tienen dos o tres años menos del físico común en niños de su misma edad. La menor, de tres, representa un año.
    ¿Piensan ustedes en su madre, al igual que Panchulo?
    "No” - dicen los niños -. Cuando nos acordamos de ella le echamos un par de garabatos." Para enterrar a Panchulo, vecinos corrieron una colecta. En el entierro estuvieron presentes el zapatero Hugo, al que siempre hizo las compras el desaparecido, y Juan Carlos, un niño de once años, vecino del pequeño extinto. ¿La madre?, ni luces.
    Las críticas de los vecinos alcanzaron al padre del menor suicida. Se reprochan a Francisco Tiznado Gallardo sus zapatos de gamuza, un beatle subido y otras prendas elegantes. En cambio, el pequeño Panchulo bajó a la fosa con su destrozado pantalón de mezclilla y un paletó que no era de él. Del pasado de Panchulo sólo queda una cruz, con nombre y fecha en que fue enterrado.
    Y como Panchulo era un niño pobre, jamás tuvo dinero para una fotografía, Sólo sus conocidos recordarán su rostro, su figura. Muerto logró la primera foto de su vida, ésa que jamás conocerá, en ella cuelga como signo interrogante: ¿Por qué se mató Panchulo?

El niño suicida, Francisco Jaime Tiznado. El grabado es la primera y última foto de Panchulo. Jamás tuvo dinero para tomarse una y hacerla llegar a su madre. Policías examinan el sitio del suceso.

viernes, 3 de mayo de 2024

El fallo que le salvó la vida al sextuple homicida de Pupunahue

Este artículo ha sido escaneado, transcrito y subido a este blog para fines de preservación textual y fotográfica, sin intención de ingringir derechos de autor, por lo cual la publicación no ha sido modificada, aparte de unas correcciones ortográficas menores. 

Fuente: Artículo, "Choque de poderes salvó al hombre de Pupunahue", de la revista Ercilla, edición N° 1.204, publicada el 17 de junio de 1958. 

Choque de poderes salvó al hombre de Pupunahue

    El reo Roldán Concha tuvo dos inesperados hechos en su favor cuando todo hacía prever su ajusticiamiento ante el pelotón de fusileros. Primero, la favorable intervención del delegado uruguayo Luis Carballa en la Comisión de Derechos Humanos que sesionó en Santiago bajo la tutela de la NU y del Gobierno chileno. Segundo, la negativa de la Corte Suprema para que Roldán fuera trasladado por 48 horas a la capital para ser examinado por psiquiatras. La petición la hizo el Ministro de Justicia, Luis Octavio Reyes, basándose en las argumentaciones de la buena moza abogada Mireya Tasso - ardiente defensora del criminal -. Esta argumenta que Concha era un "enajenado mental" y un "introvertido". 

Choque de poderes

    La Corte Suprema que ya había condenado a muerte a Roldán, confirmando los fallos de primera y segunda instancia en Valdivia. Se colocó en franca divergenci con el Ejecutivo y respondió que no existían antecedentes para pensar que el homicida estuviera enajenado. Después vino la conmutación de pena.
    Pero lo que fue un triunfo judicial para la atrayente Mireya Tasso y un nuevo qhoque entre dos poderes: El judicial y el ejecutivo. Oculta el caso criminal más horroroso del siglo. En Chile oficialmente podría encontrarse gemelo. Escuetamente, los hechos sucedieron así:
    Alrededor de las 9 de la noche, el minero José Misael Roldán Concha (27), soltero, en libertad condicial luego de cimplir condena de 4 años por el asesinato de Feliciano Carvajal, llegó al hogar de Custodio Gómez Chacón, ausente en ese momento. En la casa ubicada en el mineral de Pupunahue, vecino a Antilhue, mil 500 habitantes, y a sólo 35 kilómetros de Valdivia quedaban su esposa Laura y sus 6 hijos. Roldán Concha ofreció comprar naranjas y repollos, que le fueron negados. Enfurecido, saltó la ventana armado de un fierro, golpeándo a Laura (la esposa) hasta ultimarla. Luego, la ultrajó, procediendo finalmente a golpear salvajemente a los menores: Minerva (14), Víctor Custodio (10), María (7), Ernesto Rubén (5) y Teolinda (1), todos los cuales fallecieron. De los hijos de Custodio Gómez sólo salvo milagrosamente ocultándose bajo una cama, la menor Nora (13), que fue única testigo del horroroso suceso. Tranquilamente, Roldán Concha se lavó las manos, limpió el instrumento del delito,y robó algunas prendas del dueño de casa, para luego regresar a su vivienda en la mina de Pupunahue. Una hora después, teniendo aún manchas de sangre en su ropa, carabineros del retén de Antilhue lo arrestaron bajo los cargos de "homicidio, violación y hurto".

"Me porté bien"

    La Justicia procedió rápidamente. No hubo dudas legales en cuanto a la culpabilidad del criminal. Custodio Gómez, resgunado a la espantosa tragedia que truncó su familia, no tomó abogado acusador porque esperó la pena de muerte para Roldán Concha. 
    El pasado jueves, el Secretario del Segundo Juzgado de Letras de Valdivia, Samuel Rodríguez López leyó la comutación de la pena capital al impasible reo Roldán Concha. Con las manos en los bolsillos, sólo se limitó a contestar:
    - Siempre me he portado bien, señor.
    Estremecidos, los asistentes al acto debieron preguntarse que habría pasado si Roldán Concha se hubiera portado mal. Al salir, el criminal dejó entrever el estado de su conciencia cuando un reportero le preguntó si sentía remordimientos. Concha lo miró fríamente y contestó:
    - En realidad no me molesta para dormir, sino de vez en cuando.
    Ahora Roldán será trasladado a la Pentienciaria de Santiago. 

Reo Roldán después de la conmutación. 

Roce entre tribunales y el ejecutivo le conmutó pena

    El pasado jueves a las 12, en la lluviosa Valdivia, se cerró un capítulo policial que bien podría figurar en la dramática novela "Sala del Jurado", de Quentin Reynolds. En 6 minutos de lectora, José Roldán Concha, conocido como el "Chacal de Pupunahue", supo que luego de asesinar de 6 personas podría morir de viejo tras las rejas de la Penitenciaria. De un plumazo, CIC; haciendo uso del art. 72, N° 12 de la Constitución la conmutó la pena capital por la de presidio perpetuo.

Portada.

Talquino demente asesinó a cuatro personas con rocas antes de ser abatido por Carabineros

Fuente: Artículo, " Demencial matanza colectiva ", de la revista Vea, edición N° 1.814, publicada el 18 de abril de 1974, páginas ...