Fuente: Artículo, "La tragedia de Río Bueno", de la revista Vea, edición N° 1.265, publicada el 25 de julio de 1963, páginas 16-17. Texto de Alfonso Guidel.
El crimen del panadero loco
Río Bueno estremecido ante horrorosa orgía de sangre: Luis Sandoval mató con increíble saña a su esposa y seis hijos; Empleó un hacha y cuchillo. Cumplida la macabra faena, con sus manos manchadas por la sangre, escribió escalofriento relato de su tremendo delito y en seguida se ahorcó.
Luis Sandoval Troncoso, el panadero de Río Bueno, que en un arranque de locura homicida dio horrorosa muerte a su esposa, Ema Coronado Peters, y a sus seis hijos, cuyas edades fluctuaban entre los 4 y 14 años. En una carta dirigida a la madre de su primera esposa (fallecida hace diez años), el parricida y suicida dijo "Perdóneme lo que he hecho, pero no se podría evitar de otra manera..."
Según propia confesión escrita, acosado por su difícil situación económica, el industrial panadero de esta ciudad de la provincia de Valdivia, Luis Sandoval Troncoso, 43 años de edad, propietario de una panadería en esa misma, decidió, el lunes 15 del presente, privar de vida a sus seis hijos (tres varones del primer matrimonio y tres mujercitas de segundas nupcias), a su esposa, y luego, para que nadie sintiera o sufriera remordimientosm hizo lo propio con sí mismo. El hecho policial, quizás unico en Chile, sacudió hondamente a la población de Río Bueno sólo el jueves 18, cuando fue descubierto el horroroso y dantesco cuadro en el interior de la casa habitación de Sandoval, ubicada en calle Comercio N°1068.
Las víctimas, aparte del protagonista principal, fueron su cónyuge. Ema Coronado Peters, 28 años. años, y sus hijitos: Patricia, de 4 años, Elena, de 5, Ana, de 8 (de la actual esposa), y Luis, de 14, Marcelo, de 13, y Jorge, de 11, hijos de la primera esposa, que falleció hace más o menos 10 años.
Antes de que los cadáveres fueron conducidos por orden del juez a la morgue del pueblo, nuestro correspondal en Río Bueno, Guido Mansilla, tomó esta foto exclusiva de Luis Sandoval Troncoso y su esposa, Ema Coronado Peters.
Los hechos
Todos los antecedentes hacen presumir que el suceso se produjo el lunes 15 por la tarde y la noche, ya que ese día anunció a sus obreros que al dia siguiente no haría pan por falta de leña. El hecho fue descubierto solo el jueves 18 a las 14:20 horas, cuando llegaron hasta su domicilio Sara Coronado Monsalve, sobrina de la esposa de Sandoval, y Ricardo Rodríguez Gática, procedentes de Trafún, para entregarle diez sacos de papas. La primera, al no recibir respuesta a las llamadas, se introdujo a su interior por una ventana, para retroceder aterrorizada cuando vio ahorcado colgando de una viga de la cocina a Luis Sandoval Troncoso. Acto seguiro, y sin pasar a las piezas interiores de la vivienda, dieron cuenta a Carabineros.
Rápidamente el cabo de la Comisaría de la ciudad, Augusto Mario Azócar Vera, y el Carabinero Orlando Riquelme Arratia, se trasladaron al sitio, percatándose además del cuadro dantesco y macabro que presentaba el dormitorio principal, con la madre y los seis hijos totalmente ensangrentados, cubiertos con frazadas y sin vida.
Patricia, de 4 años, en una cuna, tenía junto a su cabeza una muñeca, en tanto que al lado, en una cama, se encontraba Ema Coronado, la madre. En otro lecho estaban Elena y Ana. A su vez, en un colchón tirado en suelo, Jorge y Marcelo, y sobre las rudas tabla del piso, Luis. Todos presentaban profundas heridas en el cráneo y el cuello.
El espectáculo era aterrador y fue así como se dio cuenta a las autoridades competentes, en tanto que la noticia del crimen se extendió como reguero de pólvora. A los 10 minutos, el pueblo entero se habia congregado en torno a la fatidica residencia la de pobre construcción y que en un tiempo estuvo deshabitada por su mal estado.
Informado de lo ocurrido, el juez del Juzgado de Letras de Rio Bueno, Ruben Bravo Valenzuela, dio órden de levantar los cadaveres y llevarlos a la morgue para la autopsia médico legal, en donde permanecieron lo hasta el viernes en la tarde, da cuando fueron sepultados en el mausoleo del Cuerpo de Bomberos de esta ciudad de manera la provisoria, con un acompañamiento como jamás se había visto en la vida de esta localidad, ya que sus 10 mil habitantes formaron en el acongojado cortejo hasta el camposanto.
Escalofriante relato
Entre los objetos recogidos conjuntamente con los restos de la infortunada familia, había una carta de Sandoval a su suegra, madre de su primera esposa, que reside en Valparaíso, y un libro de contabilidad, en el cual el séxtuple homicida y suicida, hizo un relato de ocho carillas, explicando cómo consumó su atentado y las razones que lo llevaron a tomar tan tremenda y trágica determinación.
Una incógnita que con seguridad jamás se podrá dilucidar, es la que ha planteado el caso del cual fue principal actor el industrial panadero de Río Bueno, Luis Sandoval Troncoso, de 43 años de edad.
Luis Sandoval relató con lujo de detalles su sangrienta faena en las carillas que llenó antes de ahoracarse. Es un documento estremecedor e increíble, en el que hacía ver que el móvil que lo llevó a tan infausta determinación fue la aflictiva situación por que atravesaba en este último tiempo. Los tropiezos financieros, la muerte de parientes en forma sucesiva, males que aquejaban a algunos de sus hijos y a su propia esposa. Sin disponer de los recursos suficientes para acudir en demanda de un mécido, tuvieron un papel primordial. La dificultad para cancelar la reparación de una de las máquinas de su panadería agravaba la situación (más o menos E° 150) que ya resultaba insostenible.
Encabezó la carta a la suegra, residente en Valparaíso, diciéndole: "Perdóneme lo que he hecho, pero no se podría evitar de otra manera..."
Dio píldoras para dormir a su esposa, Ema Coronado, y a sus pequeñas Ana, Elena y Patricia, esperando efecto. Una vez seguido esto, con un hacha dio muerte a su cónyuge golpe+andola en la cabeza, para en seguida degollarla con un cuchillo de más o menos 12 centímetros. Posteriormente repitió la macabra faena con sus tres hijas, que ya se encontraban profundamente dormidas. Se calcula que serían las 18 o 19 horas del lunes 15.
Por la noche, alrededor de las 23 horas, fue personalmente a la casa vecina, en donde vive su hermana Rosa Sandoval (distante más o menos 60 metros), y llamó a Luis, su hijo mayor de 14 años de edad. Lo esperó en su propia vivienda, y cuando el adolescente vio a su madre y hermanas cubiertas de sangre, sólo alcanzó a decir: "... qué hiciste, papá ..." No supo más porque cayó bajo los golpes del hecha de mano accionada por su propio padre. Y así, llamó por dos veces más a los otros dos menores, hasta dejar a todos en el dormitorio mutilados y bañados en sangre. Luis Sandoval Troncoso, con la vista extraviada, extenuado, se fue a la cocina y se sentó junto a la mesa, para escribir la narración de sus crímenes.
Instantes después, con ayuda de una cuerda doblada, se quitó la vida ahorcándose colgado de una viga.
Pidió, además, en su carta, que de los funerales de él y sus familiares se hiciera cargo el Gobernador de Río Bueno, Juan Lopetegui.
Todo esto ocurría la noche del lunes 15 de julio. El martes 16, el miércoles y el jueves, la casa de calle Comercio 1068, denominada ahora "la casa de la muerte" permaneció en el más completo y sombrio silencio, guardando herméticamente su misterioso y horrendo crimen.
"La casa de la muerte". Así denominan en Río Bueno desde el jueves de la semana pasada la modesta casa de madera de la calle Comercio N°1068 (la principal del panadero). En ella vivía Luis Sandoval, dedicado a sus labores de panadero. Tuvo problemas económicos que, al parecer, aceleraron el proceso que le estaba trastornando. Entre el lunes y jueves de la semana pasada, los ocho cadáveres permanecieron en el interior de la casa. Sara Coronado Monsalve, sobrina de la esposa de Sandoval, hizo el macabro hallazgo.
No estaba en la miseria
Un profundo misterio, ya que todos los riobueninos concuerdan en que no hay explicación atendible, constituye la muerte de Luis Sandoval Troncoso, su esposa y sus seis hijos.
Señala en su confesión escrita que los hechos se habrían originado debido a su mala situación económica. Sin embargo, se ha establecido que sus deudas no alcanzarían a los tres millones de pesos, en circunstancias que era propietario de un bien raiz avaluado en 14 millones y medio de pesos, aparte de una panadería que explitaba conjuntamente con su hermana Rosa Sandoval, casada con Guillermo Cañas, en cuya casa estaban las instalaciones.
La panadería es una de las dos que existen en Río Bueno. Días antes de la tragedia, había adquirido un rifle y balas. Al parecer la idea de consumar su trágica determinación la tenía decidida desde hacia algún tiempo. La opinión general es que Sandoval era incapaz de "matar una gallina", ya que hasta cuerto punto era tímido.
Aquí dormía la menor de las víctimas del drama de Río Bueno. Patricia, de solo cuatro años, recibía todas las noches tiernas caricias de su padre. Un día, trastornado por la locura, la mató sin piedad. También troncó la vida de sus hijos y luego escribió de puño y letra la confesión de sus delitos. Después, se ahorcó de una soga en la cocina.
Hablan los vecinos
He aquí algunas opiniones recogidas por nuestro corresponsal. Guillermo Cañas, casado con Rosa Sandoval, hermana del muerto. "Era capaz, poco comunicativo, no tenía vicios, ni amigos. Era querido por todo el pueblo. Jamás se quedaba fuera de la casa.
"Resulta incomprensible la determinación. Se ignora si tuviera problemas familiares con su esposa."
Augusto Mario Azócar Vera, cabo de Carabineros de la Comisaría de Río Bueno: "No se había visto nunca un caso igual, no tampoco lo he sabido a través de mi vida policial". A este funcionario le correspondió el levantamiento de los cadáveres.
Enrique Schilling, alcalde: Es una cosa muy triste para toda la ciudad. Todos sentimos lo ocurrido. Hay que destacar el gesto del Cuerpo de Bomberos que puso a disposición de la familia su mausoleo en el Cementerio General".
Rubén Bravo Valenzuela, juez de Río Bueno, designado recientemente: "No tengo mayores datos que comunicarles que los ya aparecidos en la prensa".
"Ha habido una ola de crímenes en la zona. Llevo sólo 17 días en el actual cargo y he tenido que tomar conocimiento de doce muertos, nueve en actos delictuales."
César Jiménes, obrero panificador, 28 años, seis llevaba trabajando con Sandoval: "Estábamos amasando 8 a 9 quintales diarios. Era una persona muy tranquila, y no sabíamos de deudas que lo aquejaran. Era un buen patrón."
"Trabajábamos cuatro en la pandería. El día antes (el lunes 15) dijo que no iba a hacer pan por falta de leña. Desapareció ese mismo día en la noche. Creímos que se había ido al campo a algún santo."
"Hoy (sábado 20) hicimos sólo dos quintales de amasijo, y nos querían quitar el trabajo, pero como las libretas del Seguro están atrasadas, aún seguimos."
"El patrón trabajaba de igual a igual que nosotros. Le gustaba ir al teatro."
Humberto 2° Álvarez Zumelzu, mueblista, vive a la vuelta de la esquina de calle Comercio: "En este pueblo no se habla nada en los diarios de lo que pasa. El otro día encontraron un cadáver totalmente desnudo y tajeado en la cara, que no se sabe quién es."
"Al vecino Sandoval lo hallaba medio raro este último tiempo. Me he críado aquí y lo veía todos los días, como también a las niñitas."
Esta fotografía resume con toda su estremecedora crudeza el séptuple crimen que rompió la habitual tranquilidad de Río Bueno. Fue tomada en la morgue del pueblo horas después que la policía y el juez Rubén Bravo Valenzuela los inspeccionaron. Ema Coronado, la madre, y sus hijas Patricia, Elena y Ana, y sus hijastros Jorge, Marcelo y Luis, presentaban profundas heridas al cráneo y el cuello. Un hacha y un enorme cuchillo fueron las armas empleadas por el parricida y suicida para dar muerte a toda su familia.
Eran los primeros alumnos del liceo
Río Bueno - Sólo las tres hijas de Luis Sandoval y Ema Coronado Peters vivían con el matrimonio. Los tres varones, hijos de la primera esposa del industrial panificador, habitualmente residían en casa de una tía, Rosa Sandoval, después del fallecimiento de sus abuelos, Avelino Sandoval e Isaura Troncoso.
Los muchachitos eran destacados alumnos del Liceo de Río Bueno, y según sus compañeros, nunca hablaban mal de su padre. Por el contrario, al referirse a él lo hacían con orgullo y entrañable cariño.
Jorge, de 11 años de edad, cursaba primero humanidades con el primer lugar; Marcelo y Luis, de 13 y 14, estaban en tercer año y ocupaban los dos primeros puestos en su clase. La menos, Ana, de ocho años, cursaba segunda preparatoria en la Escuela de Niñas de la ciudad.
Eran muy inteligentes y capases, tanto así que también en los estudios primarios, destacaron por su aplicación.
¿Qué padre podría aspirar a un mejor desempeño de sus hijos?
¡Quién no se sentiría orgullosos de ellos?
Estas son las preguntas que se hacen los riobueninos, al tratar de encontrar una justificación de la tragedia. Todos eran estimados por sus compañeros. Prueba de ello es que los alumnos del Liceo hicieron una colecta para ayudar en los funerales de sus tres infortunados compañeros.
Luis, Marcelo y Jorge Sandoval Vidal, los tres hijos del parricida enloquecido de Río Bueno. La foto fue tomada hace algunos años en el día de la Primera Comunión de los niños, cuando nada hacía prever la tragedia que arrasó a la familia entera.
Todo el pueblo de Río Bueno, conmovido de dolor ante la tragedia, concurrió a los funerales del intfortunado Luis Sandoval, su esposa e hijos. En generoso gesto, el Cuerpo de Bomberos cedió el mausoleo para que los restos se diera cristiana sepultura. La tumba colectiva se cubrió de flores, y, de rodillas, piedosas mujeres rezaron por el alma del panadero y sus familiares muertos.
Nota del editor: Varias secciones de este artículo han sido omitidas por su pésima calidad digital, la cual rinde esas secciones imposibles de ser leídas.
Luis Sandoval, enigmático individuo...
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