viernes, 11 de octubre de 2024

Talquino demente asesinó a cuatro personas con rocas antes de ser abatido por Carabineros

Fuente: Artículo, "Demencial matanza colectiva", de la revista Vea, edición N° 1.814, publicada el 18 de abril de 1974, páginas 14-17. Texto de Ernesto Zelada. Fotos de José Muga y envíados especiales.

Demencial matanza colectiva

En un ataque demencial, rústico campesino asesinó a golpes a cuatro hombres y dejó otros siete heridos. Con una fuerza sobrehumana, nadie pudo reducirlo, hasta que un carabinero debió ultimarlo de un balazo.


Completamente fuera de si, y con una fuerza sobrehumana, campesino mató a cuatro personas e hirió a otras siete. Debió ser reducido de un balazo. En la foto, el padre del asesino loco reconoce el cadáver de su hijo en la morgue de Talca.

    Aún no oscurecía en el apacible sector campesino de Quiñantú, provincia de Talça, cuando los lugareños vieron correr por el polvoriento camino a un hombre. El sujeto, jadeando, se detuvo a descansar frente al correo, que tiene más actividad como clandestino de licores para los obreros agrícolas del lugar.

    El desconocido observó a su alrededor, clavando su mirada en los individuos que bebían en el interior. Su mente enferma imaginó quizá qué cosa y decidió actuar, destruir, eliminar a quien se le pusiera por delante. Así comenzó una matanza increíble que manchó de rojo la tierra del camino en un lugar ubicado a 20 kilómetros al oriente de la ciudad de Talca.

    Cuatro muertos, siete heridos fue el saldo de esa orgía de sangre provocada por, el demente Alejandro Amigo Vergara, quien creyó que matando podría liberarse del embrujo que suponía tener.

    El loco criminal sufría de una sicosis aguda que, acompañada de frecuentes ataques de epilepsia, lo. transformaba en un ser sumamente peligroso, en una bestia asesina que lamentablemente no estaba encerrada cuando ocurrieron los sangrientos sucesos.

    El drama había empezado a desencadenarse hacía un par de años, cuando el entonces alcoholizado Alejandro Amigo bebía en el clandestino de la viuda Florinda Palma, ubicado en la Población Buenos Aires. La mujer al ver al obrero analfabeto ebrio le regaló un trago fuerte. "para componer la caña", cuyo sabor impresionó la ya enfermiza mente de Amigo, quien desde esa fecha atribuyó sus ataques a un supuesto embrujo que le hizo la mujer. Según él, con ese trago había quedado endemoniado.

    Cada vez que sufría la locura decía ver a la mujer ofreciéndole el vaso que contenía la poción embrujada. Inmediatamente se ponía violento y enfrentaba a la imaginaria mujer, que a veces aparecía personificada en sus propios familiares, o también podía ser árbol o un caballo.

    Esa tarde de lunes 8, Alejandro Amigo llevaba casi doce horas "poseído por el Demonio", Huyó por los potreros arrancando de la mujer do de la mujer que lo obsesionaba, hasta que llegó al camino de Duao a Callejones sin haber visto a ningún ser humano. Ya cansado, se detuvo frente al correo de Quiñantú, administrado por Idella Acevedo Castro.

    Sólo entonces se fijó en el anciano que estaba cerca de la puerta de entrada, seguramente con un vaso en la mano...

El primer crimen

    En su nublada mente el loco creyó ver a la mujer que lo había embrujado y decidió tomar Inmediata venganza. Agarró una piedra y la lanzó contra la casa. Esta entró por la ventana, destruyendo algunos objetos que había en el interior y causando la sorpresa de los allí presentes. Pero el loco no esperó reacción alguna y continuó su ataque. Cuando salió del lugar Juan Acevedo Gutiérrez, de 60 años, lo golpeó en la cabeza, a la vez que le gritaba: "Tú me embrujaste, te voy a matar".

    El anciano cayó herido en el antejardín, en tanto que todos los demás escaparon hacia el interior de la casa. Fue entonces cuando el demente levantó un tronco, que pesaría poco menos de cien kilos, y lo dejó caer sobre la cabeza de Acevedo, quien murió en forma instantánea, en tanto que el criminal continuaba con sus gritos demenciales.

    El incidente aún no terminaba cuando llegó corriendo desde el asentamiento Quiñantú, ubicado enfrente, Julio Acevedo Zúñiga, de 20 años, hijo de la víctima, quien acudió en socorro de su padre.

    El asesino, al verlo, también le gritó "tú me has embrujado", y tomando una pala comenzó a golpearlo, fracturándole un brazo y causándole graves lesiones en la cabeza.

    - Todo ocurrió muy rápido - recordó Julio Acevedo, cuando se reponía de las heridas en el Hospital de Talca; cuando me di cuenta que atacaba mi padre traté de enfrentarlo para reducirlo, pero fue imposible. Estaba fuera de sí, se movía muy rápido y se notaba que tenía una fuerza extraordinaria. Cuando traté de acercarme a él, me detuvo con una pala y me golpeó. Del correo salieron tres "viejitos" arrancando y los siguió con la pala, quizás fue por eso que me deje tranquilo y no me mató. Después lanzó la pala y corrió por el camino hacia Callejones.

    Idelia Acevedo, la dueña del negocio, relató por su parte:

    "Había varias personas aquí. El finado pidió una malta y antes que alcanzara a servirsela, cayó la piedra a la pieza; todos quisimos salir para saber quién la había lanzado, pero cuando vimos que el hombre, al que nadie conocía, intentaba atacar la casa escapamos hacia el dormitorio. Desde allí sólo sentíamos los gritos. Antes de que pudiera entrar a la casa escaparon tres clientes... Yo no me atreví a salir hasta cuando estuve segura de que el loco se había ido.


El demente dejó caer un enorme tronco sobre la cabeza de Juan Acevedo Gutiérrez, causándole una muerte instantánea. 


El lugar donde quedó el cadáver del anciano obrero agrícola. El fue la primera víctima del insano.

Otro asesinato

    El insano, luego de perpetrar su primera agresión, escapó por el camino de tierra en dirección a la Carretera Panamericana. Habría avanzado unos quinientos metros cuando se encontró con Estanislao Aguilera Muñoz, quien regresaba en bicicleta desde su trabajo en un fundo cercano. 

    Alejandro Amigo corría en sentido contrario, lo que no llamó la atención al campesino. De pronto, el loco lo lanzó al suelo, comenzando de inmediato a golpearlo con piedras en la cabeza, a la vez que le gritaba lo mismo que a sus otras víctimas. Le pegó en el cráneo hasta que el obrero agrícola dejó de existir. 

    Todavía no dejaba a su segunda víctima fatal cuando vio que se acercaba Victor Cofré Alvarado, de 53 años, padre de ocho hijos menores, quien llevaba el mismo recorrido que Aguilera. El loco comenzó a golpearlo, pero el campesino prefirió escapar antes de enfrentarlo, ya que, "estaba decidido a todo y golpeaba sin compasión. Me habría matado si no me lanzo a correr; bastaba mirarlo para darse cuenta de que estaba totalmente loco".




Víctor Cofré Alvarado, Julio Acevedo Zúñiga y Luis González Farías son tres de los campesinos que se salvaron, aunque heridos, de la furia asesina del enajenado. Otros cuatro trabajadores agrícolas también recibieron pedradas y golpes de pala en las múltiples agresiones que protagonizó el enfermo mental.

    Pero la carrera del criminal aún no había terininado horrible acción demencial tenía que cobrar más victimas. Todo aconteció en escasos 15 minutos; el loco, con un par de muertos a su haber, continuó su carrera. Su ataque ya parecia no ener vuelta.

    El próximo ser humano que encontró en el camino potroriento y solitario fue el joven Luis González Oróstica, quien se dirigía a pie - a Quiñantú:

    - Yo no lo había visto; pronto sentí un golpe, recibí una piedra entre los ojos y casi per 11 el conocimiento. Presentí que me iba a seguir golpeando y es capé. El loco no me siguió, ya que vio que se acercaba Luis Montecinos, y se abalanzó sobre él.


Luis González Oróstica, quien recibió una pedrada entre los ojos. Tuvo que huir de la furia asesina de Alejandro Amigo.

    "También lo pilló de sorpresa y el golpe que le die lo dejó semiaturdido, Luego le siguió pegando hasta que id dejo bolado en un charco de sangre. Luego el loco se fue corriendo. Cuando fui a ver a Montecinos ya estaba muerto y tenía la cabeza destrozada",


Luis González muestra el lugar donde el demente asesinó a Luis Montecinos.

    La fiera humana era incontenible y la noticia de las agresiones que estaba cometiendo corrió por el sector. Un grupo de campesinos decidió dar aviso a Carabinero del retén Callejones, distante a pocos kilómetros Juan Videla Videla encabezó el grupo que se dirigió al cuartel policial con un tractor.

    A la entrada de Callejones - un pueblo de unos 200 habitantes los campesinos se encontraron con el loco homicida quien al verlos, de inmediato comenzó a lanzar piedras contra el vehículo, haciendo huir a los ocupantes. El demente quebró los focos a pedradas y otras piezas de la máquina, desatando toda su furia contra ella. Luego, utilizando su increíble fuerza trató de volcar el tractor. No lo consiguió y como no encontrara a nadie a quien agredir siguió corriendo por el camino, encontrándose con un grupo de lugareños.

    Al igual que en los casos anteriores, anunciando a gritos su embrujo, atacó a los obreros Una de las piedras impactó en la boca de Luis González Farías, quien cayó al suelo sangrando: los otros trabajadores agricolas, casi sin pensarlo, se abrieron en abanico para tratar de reducir al enajenado. Pero el criminal parecía una bestia indomable, lanzaba piedras con tal rapidez que les era imposible a varios hombres poder acercarse a él. En medio de esa lluvia de piedras cayo herido de muerte Luis Acevedo Ponce, de 30 años, quien dejó de existir minutos después.

    El furioso asesino logró aludir al grupo de campesinos que intentó dominarlo - dejando un muerto y varios heridos y trató de seguir la carrera en dirección a Talca. Pero ya los lugareños habían corrido hasta el retén de Carabineros, distante a sólo cien metros, para dar cuenta de los crímenes del desconocido.

    De la unidad policial salieron dos funcionarios, quienes trataron de interceptar al demente. Al verlos, se abalanzó sobre ellos con el propósito de perpetrar otra sangrienta agresión. Les lanzó piedras, en tanto que uno de los policías hijo cinco disparos al aire con e arma de servicio con el propósito de intimidarlo. Pero el loco estaba enceguecido y logró acercarse hasta el uniformado, debiendo entonces intervenir el Carabinero Luis Mancilla, quien hizo un disparo al aire con un rifle y en un último instante apuntó el arma hacia el cuerpo del asesino. Le disparó, causándole una muerte casi instantánea, terminando así la horrible matanza de Alejandro Amigo Vergara. El fin del loco psicópata no podía ser otro; si el policía no actúa tan decidido, probablemente habrían sido más las víctimas del demente, que en menos de media hora asesinó cruelmente a cuatro campesinos y dejó a otros siete heridos.

    De las cuatro victimas, sólo Juan Acevedo Gutiérrez tenía familiares en la región. Los otros tres llegaron algún día al sector y se dedicaron a trabajar en los fundos. Todos eran trabajadores - tranquilos, que ni siquiera alcanzaron a saber por qué los agredía ese enloquecido hombre bajo y rubio.


Los restos del campesino Juan Acevedo Gutiérrez fueron velados en el asentemiento Quiñantú y luego sepultados en el Cementerio de Talca. El fue la primera víctima del psicópata. El asesino le destrozó la cabeza dejándole caer un pesado tronco.

El asesino

    Alejandro Amigo Vergara, de 33 años, era el mayor de diez hijos del matrimonio formado por los campesinos Victor Amigo Sepúlveda y Elsa Vergara Espinoza. Toda la familia vive en el fundo "Rinconada" de Ban Clemente, de propiedad de Antonio Rodriguez, y que está a unos cuarenta kilómetros oriente de Talca, cerca de la localidad de San Clemente.

"Si, es mi hijo", exclamó el campesino Víctor Amigo Sepúlveda, al reconocer en la morgue del Cementerio de Talca los restos del demente Alejandro Amigo Vergara, quien en un ataque de locura asesinó a cuatro trabajadores agrícolas y dejó heridos a otros siete. El asesino recibió una bala de fusil, disparada por un carabinero, que inútilmente trató de controlarlo.

    Según las declaraciones de sus padres, hasta hace un par de años era una persona totalmente normal. "Se dedicaba a trabajar en el fundo, jugaba fútbol, pero bebía mucho alcohol".

    - De pronto le empezaron a dar ataques de locura. El decía que estaba embrujado por la viuda Florinda Palma, que le había dado de beber un trago especial. Siempre los ataques le duraban poco, aunque se ponía un tanto violento cuando confundía a cualquier persona con esa mujer. Le vino una crisis en la Navidad pasada y quiso agredir a su hermana con un azadón. La habría matado si no llega en esos precisos momentos el esposo de ella, Humberto Sepúlveda. 

    "Ese día logramos calmarlo y acostarlo, pero le seguía diciendo a su hermana que la iba a matar por haberlo embrujado. Al día siguiente - continúa en su relato la madre del criminal - estaba normal, pero de pronto me empezó a mirar en forma muy rara. Me gritó que yo lo había hechizado y tomó una pala para pegarme. Tuve que arrancar y esconderme, hasta que mi esposo logró tranquilizarlo."

    "El niño siguió enfermo, lo convencimos de que teníamos que llevarlo al hospital, diciéndole le quitarían el embrujo. Pudimos hospitalizarlo entre el 12 y el 26 de marzo pasado y cuando lo dieron de alta parecía que estaba sano. De todos modos lo citaron a control para el 26 de abril. Le diagnosticaron sicosis y epilepsia, por lo que debía ser examinado constantemente. Desde que salió del hospital se vio alterado algunas veces, aunque no actuó en forma violenta como lo hizo para la Pascua. No volvió a trabajar más, tampoco bebía. Se dedicó sólo a jugar por el Club Deportivo "Santa Cruz", del cual era arquero.

    La enfermedad de Alejandro Amigo sólo se hizo presente en forma violenta un día antes que cometiera los cuatro asesinatas, y de ello fue testigo su cuñado Humberto Sepúlveda.

    - El domingo fuimos todos los del club deportivo a Talcahuano, allá teníamos concertado partido. Alejandro iba a jugar como arquero y también llevó la guitarra, la que tocaba muy bien. Antes de comenzar el partido tuvo varios ataques de epilepsia, razón por la cual sólo lo dejamos jugar algunos minutos. Se le veía inquieto, muy nervioso. Cuando en el micro desde Talcahuano le vino un violento ataque e intentó lanzarse por una de las ventanillas, entre varios lo sujetamos y tratamos de calmarlo. Como tenía mucha fuerza y no se le pasaba la furia, tuvimos que amarrarlo hasta que llegamos al fundo.

    "Creímos que ya se le había pasado el ataque, pero nos vimos obligados a amarrarlo en la cama y así se quedó dormido. Todos pensamos que se tranquilizaría y acordamos que al día siguiente había que llevarlo al hospital.


Elisa Vergara Espinoza, madre del asesino: "El niño estaba enfermo desde hace unos dos años. Para la Pascua pasada trató de pegarle a su hermana con un aradón y al día siguiente me persiguió con una pala. Lo internamos quince días en el hospital y parecía mejorarse. Lamentablemente pudo haberse evitado lo que pasó".

Pudo evitarse...

    - Ya en la mañana - cuenta la madre, Elsa Vergara, el niño se veía bien. Lo llevé en el micro de 9 a Talca, cuando llegamos le dio una crisis, siendo atendido de urgencia, pero luego me lo entregaron. Estaba normal, de todos modos intenté hacer los trámites para que me adelantaran la cita de control que tenía para el día 26. Estuve varias horas en el hospital. De pronto, el niño me preguntó dónde estábamos. Yo le contesté que en el hospital. El creía que todavía estaba en Talcahuano. De pronto le bajó la locura. "Tú me has embrujado", me dijo, y salió corriendo por los pasillos. Le seguí y rogué para que se detuviera, pero salló a la calle y lo perdí de vista. Al verme llorando, la gente me dijo que fuera a la Comisaría de Carabineros a advertir que mi hijo se había fugado. Esperé todo. el día y me ful a San Clemente. en el micro de siete de la tarde. Sólo en la noche me enteré por radio que mi hijo había muerto y que había asesinado a cuatro personas.

    "He sentido mucho la muerte de mi hijo, pero supe que era imposible controlarlo. Lamento. lo que sucedió con las otras personas... A lo mejor nada habría ocurrido si hubiera logrado hospitalizarlo o impedido que escapara. Que Dios lo perdone y coja su alma."

    Pero la sangrienta forma en que hizo noticia el desconocido pueblo de Callejones quedará por mucho tiempo en las pesadillas de sus habitantes.

    Y el espeluznante suceso, provocado por una mente enferma espanta a la opinión pública chilena, que jamás había vivido tan de cerca un caso de crimen colectivo.


Las cuatro víctimas quedaron con sus cabezas prácticamente destrozadas. Los restos yacen en la morgue del Hospital de Talca.

viernes, 28 de junio de 2024

El familicidio de Río Bueno: La peor matanza de un solo autor en la historia de Chile

Fuente: Artículo, "La tragedia de Río Bueno", de la revista Vea, edición N° 1.265, publicada el 25 de julio de 1963, páginas 16-17. Texto de Alfonso Guidel.

El crimen del panadero loco


Río Bueno estremecido ante horrorosa orgía de sangre: Luis Sandoval mató con increíble saña a su esposa y seis hijos; Empleó un hacha y cuchillo. Cumplida la macabra faena, con sus manos manchadas por la sangre, escribió escalofriento relato de su tremendo delito y en seguida se ahorcó.


Luis Sandoval Troncoso, el panadero de Río Bueno, que en un arranque de locura homicida dio horrorosa muerte a su esposa, Ema Coronado Peters, y a sus seis hijos, cuyas edades fluctuaban entre los 4 y 14 años. En una carta dirigida a la madre de su primera esposa (fallecida hace diez años), el parricida y suicida dijo "Perdóneme lo que he hecho, pero no se podría evitar de otra manera..."

    Según propia confesión escrita, acosado por su difícil situación económica, el industrial panadero de esta ciudad de la provincia de Valdivia, Luis Sandoval Troncoso, 43 años de edad, propietario de una panadería en esa misma, decidió, el lunes 15 del presente, privar de vida a sus seis hijos (tres varones del primer matrimonio y tres mujercitas de segundas nupcias), a su esposa, y luego, para que nadie sintiera o sufriera remordimientosm hizo lo propio con sí mismo. El hecho policial, quizás unico en Chile, sacudió hondamente a la población de Río Bueno sólo el jueves 18, cuando fue descubierto el horroroso y dantesco cuadro en el interior de la casa habitación de Sandoval, ubicada en calle Comercio N°1068.
    Las víctimas, aparte del protagonista principal, fueron su cónyuge. Ema Coronado Peters, 28 años. años, y sus hijitos: Patricia, de 4 años, Elena, de 5, Ana, de 8 (de la actual esposa), y Luis, de 14, Marcelo, de 13, y Jorge, de 11, hijos de la primera esposa, que falleció hace más o menos 10 años.


Antes de que los cadáveres fueron conducidos por orden del juez a la morgue del pueblo, nuestro correspondal en Río Bueno, Guido Mansilla, tomó esta foto exclusiva de Luis Sandoval Troncoso y su esposa, Ema Coronado Peters.

Los hechos

    Todos los antecedentes hacen presumir que el suceso se produjo el lunes 15 por la tarde y la noche, ya que ese día anunció a sus obreros que al dia siguiente no haría pan por falta de leña. El hecho fue descubierto solo el jueves 18 a las 14:20 horas, cuando llegaron hasta su domicilio Sara Coronado Monsalve, sobrina de la esposa de Sandoval, y Ricardo Rodríguez Gática, procedentes de Trafún, para entregarle diez sacos de papas. La primera, al no recibir respuesta a las llamadas, se introdujo a su interior por una ventana, para retroceder aterrorizada cuando vio ahorcado colgando de una viga de la cocina a Luis Sandoval Troncoso. Acto seguiro, y sin pasar a las piezas interiores de la vivienda, dieron cuenta a Carabineros. 
    Rápidamente el cabo de la Comisaría de la ciudad, Augusto Mario Azócar Vera, y el Carabinero Orlando Riquelme Arratia, se trasladaron al sitio, percatándose además del cuadro dantesco y macabro que presentaba el dormitorio principal, con la madre y los seis hijos totalmente ensangrentados, cubiertos con frazadas y sin vida. 
    Patricia, de 4 años, en una cuna, tenía junto a su cabeza una muñeca, en tanto que al lado, en una cama, se encontraba Ema Coronado, la madre. En otro lecho estaban Elena y Ana. A su vez, en un colchón tirado en suelo, Jorge y Marcelo, y sobre las rudas tabla del piso, Luis. Todos presentaban profundas heridas en el cráneo y el cuello. 
    El espectáculo era aterrador y fue así como se dio cuenta a las autoridades competentes, en tanto que la noticia del crimen se extendió como reguero de pólvora. A los 10 minutos, el pueblo entero se habia congregado en torno a la fatidica residencia la de pobre construcción y que en un tiempo estuvo deshabitada por su mal estado. 
    Informado de lo ocurrido, el juez del Juzgado de Letras de Rio Bueno, Ruben Bravo Valenzuela, dio órden de levantar los cadaveres y llevarlos a la morgue para la autopsia médico legal, en donde permanecieron lo hasta el viernes en la tarde, da cuando fueron sepultados en el mausoleo del Cuerpo de Bomberos de esta ciudad de manera la provisoria, con un acompañamiento como jamás se había visto en la vida de esta localidad, ya que sus 10 mil habitantes formaron en el acongojado cortejo hasta el camposanto.


Estas fueron las armas o elementos que panadero Luis Sandoval empleó para terminar con toda su familia, en una verdadera orgía de sangre. Con el hacha golpeó brutalmente, primero a su esposa e hijas, que dormían bajo el efecto de un soporífero que el mismo le dio. Más tarde, masacró a sangre fría a sus tres hijos mayores, empleando un cuchillo. 

Escalofriante relato

    Entre los objetos recogidos conjuntamente con los restos de la infortunada familia, había una carta de Sandoval a su suegra, madre de su primera esposa, que reside en Valparaíso, y un libro de contabilidad, en el cual el séxtuple homicida y suicida, hizo un relato de ocho carillas, explicando cómo consumó su atentado y las razones que lo llevaron a tomar tan tremenda y trágica determinación.
    Una incógnita que con seguridad jamás se podrá dilucidar, es la que ha planteado el caso del cual fue principal actor el industrial panadero de Río Bueno, Luis Sandoval Troncoso, de 43 años de edad.
    Luis Sandoval relató con lujo de detalles su sangrienta faena en las carillas que llenó antes de ahoracarse. Es un documento estremecedor e increíble, en el que hacía ver que el móvil que lo llevó a tan infausta determinación fue la aflictiva situación por que atravesaba en este último tiempo. Los tropiezos financieros, la muerte de parientes en forma sucesiva, males que aquejaban a algunos de sus hijos y a su propia esposa. Sin disponer de los recursos suficientes para acudir en demanda de un mécido, tuvieron un papel primordial. La dificultad para cancelar la reparación de una de las máquinas de su panadería agravaba la situación (más o menos E° 150) que ya resultaba insostenible.
    Encabezó la carta a la suegra, residente en Valparaíso, diciéndole: "Perdóneme lo que he hecho, pero no se podría evitar de otra manera..."
    Dio píldoras para dormir a su esposa, Ema Coronado, y a sus pequeñas Ana, Elena y Patricia, esperando efecto. Una vez seguido esto, con un hacha dio muerte a su cónyuge golpe+andola en la cabeza, para en seguida degollarla con un cuchillo de más o menos 12 centímetros. Posteriormente repitió la macabra faena con sus tres hijas, que ya se encontraban profundamente dormidas. Se calcula que serían las 18 o 19 horas del lunes 15. 
    Por la noche, alrededor de las 23 horas, fue personalmente a la casa vecina, en donde vive su hermana Rosa Sandoval (distante más o menos 60 metros), y llamó a Luis, su hijo mayor de 14 años de edad. Lo esperó en su propia vivienda, y cuando el adolescente vio a su madre y hermanas cubiertas de sangre, sólo alcanzó a decir: "... qué hiciste, papá ..." No supo más porque cayó bajo los golpes del hecha de mano accionada por su propio padre. Y así, llamó por dos veces más a los otros dos menores, hasta dejar a todos en el dormitorio mutilados y bañados en sangre. Luis Sandoval Troncoso, con la vista extraviada, extenuado, se fue a la cocina y se sentó junto a la mesa, para escribir la narración de sus crímenes. 
    Instantes después, con ayuda de una cuerda doblada, se quitó la vida ahorcándose colgado de una viga. 
    Pidió, además, en su carta, que de los funerales de él y sus familiares se hiciera cargo el Gobernador de Río Bueno, Juan Lopetegui.
    Todo esto ocurría la noche del lunes 15 de julio. El martes 16, el miércoles y el jueves, la casa de calle Comercio 1068, denominada ahora "la casa de la muerte" permaneció en el más completo y sombrio silencio, guardando herméticamente su misterioso y horrendo crimen.


"La casa de la muerte". Así denominan en Río Bueno desde el jueves de la semana pasada la modesta casa de madera de la calle Comercio N°1068 (la principal del panadero). En ella vivía Luis Sandoval, dedicado a sus labores de panadero. Tuvo problemas económicos que, al parecer, aceleraron el proceso que le estaba trastornando. Entre el lunes y jueves de la semana pasada, los ocho cadáveres permanecieron en el interior de la casa. Sara Coronado Monsalve, sobrina de la esposa de Sandoval, hizo el macabro hallazgo. 

No estaba en la miseria

    Un profundo misterio, ya que todos los riobueninos concuerdan en que no hay explicación atendible, constituye la muerte de Luis Sandoval Troncoso, su esposa y sus seis hijos. 
    Señala en su confesión escrita que los hechos se habrían originado debido a su mala situación económica. Sin embargo, se ha establecido que sus deudas no alcanzarían a los tres millones de pesos, en circunstancias que era propietario de un bien raiz avaluado en 14 millones y medio de pesos, aparte de una panadería que explitaba conjuntamente con su hermana Rosa Sandoval, casada con Guillermo Cañas, en cuya casa estaban las instalaciones. 
    La panadería es una de las dos que existen en Río Bueno. Días antes de la tragedia, había adquirido un rifle y balas. Al parecer la idea de consumar su trágica determinación la tenía decidida desde hacia algún tiempo. La opinión general es que Sandoval era incapaz de "matar una gallina", ya que hasta cuerto punto era tímido.


Aquí dormía la menor de las víctimas del drama de Río Bueno. Patricia, de solo cuatro años, recibía todas las noches tiernas caricias de su padre. Un día, trastornado por la locura, la mató sin piedad. También troncó la vida de sus hijos y luego escribió de puño y letra la confesión de sus delitos. Después, se ahorcó de una soga en la cocina. 

Hablan los vecinos


    He aquí algunas opiniones recogidas por nuestro corresponsal. Guillermo Cañas, casado con Rosa Sandoval, hermana del muerto. "Era capaz, poco comunicativo, no tenía vicios, ni amigos. Era querido por todo el pueblo. Jamás se quedaba fuera de la casa. 
    "Resulta incomprensible la determinación. Se ignora si tuviera problemas familiares con su esposa."
    Augusto Mario Azócar Vera, cabo de Carabineros de la Comisaría de Río Bueno: "No se había visto nunca un caso igual, no tampoco lo he sabido a través de mi vida policial". A este funcionario le correspondió el levantamiento de los cadáveres.
    Enrique Schilling, alcalde: Es una cosa muy triste para toda la ciudad. Todos sentimos lo ocurrido. Hay que destacar el gesto del Cuerpo de Bomberos que puso a disposición de la familia su mausoleo en el Cementerio General". 
    Rubén Bravo Valenzuela, juez de Río Bueno, designado recientemente: "No tengo mayores datos que comunicarles que los ya aparecidos en la prensa". 
    "Ha habido una ola de crímenes en la zona. Llevo sólo 17 días en el actual cargo y he tenido que tomar conocimiento de doce muertos, nueve en actos delictuales."
    César Jiménes, obrero panificador, 28 años, seis llevaba trabajando con Sandoval: "Estábamos amasando 8 a 9 quintales diarios. Era una persona muy tranquila, y no sabíamos de deudas que lo aquejaran. Era un buen patrón."
     "Trabajábamos cuatro en la pandería. El día antes (el lunes 15) dijo que no iba a hacer pan por falta de leña. Desapareció ese mismo día en la noche. Creímos que se había ido al campo a algún santo."
    "Hoy (sábado 20) hicimos sólo dos quintales de amasijo, y nos querían quitar el trabajo, pero como las libretas del Seguro están atrasadas, aún seguimos."
    "El patrón trabajaba de igual a igual que nosotros. Le gustaba ir al teatro."
    Humberto 2° Álvarez Zumelzu, mueblista, vive a la vuelta de la esquina de calle Comercio: "En este pueblo no se habla nada en los diarios de lo que pasa. El otro día encontraron un cadáver totalmente desnudo y tajeado en la cara, que no se sabe quién es."
    "Al vecino Sandoval lo hallaba medio raro este último tiempo. Me he críado aquí y lo veía todos los días, como también a las niñitas."


Esta fotografía resume con toda su estremecedora crudeza el séptuple crimen que rompió la habitual tranquilidad de Río Bueno. Fue tomada en la morgue del pueblo horas después que la policía y el juez  Rubén Bravo Valenzuela los inspeccionaron. Ema Coronado, la madre, y sus hijas Patricia, Elena y Ana, y sus hijastros Jorge, Marcelo y Luis, presentaban profundas heridas al cráneo y el cuello. Un hacha y un enorme cuchillo fueron las armas empleadas por el parricida y suicida para dar muerte a toda su familia.

Eran los primeros alumnos del liceo

    Río Bueno - Sólo las tres hijas de Luis Sandoval y Ema Coronado Peters vivían con el matrimonio. Los tres varones, hijos de la primera esposa del industrial panificador, habitualmente residían en casa de una tía, Rosa Sandoval, después del fallecimiento de sus abuelos, Avelino Sandoval e Isaura Troncoso. 
    Los muchachitos eran destacados alumnos del Liceo de Río Bueno, y según sus compañeros, nunca hablaban mal de su padre. Por el contrario, al referirse a él lo hacían con orgullo y entrañable cariño.
    Jorge, de 11 años de edad, cursaba primero humanidades con el primer lugar; Marcelo y Luis, de 13 y 14, estaban en tercer año y ocupaban los dos primeros puestos en su clase. La menos, Ana, de ocho años, cursaba segunda preparatoria en la Escuela de Niñas de la ciudad.
    Eran muy inteligentes y capases, tanto así que también en los estudios primarios, destacaron por su aplicación. 
    ¿Qué padre podría aspirar a un mejor desempeño de sus hijos?
    ¡Quién no se sentiría orgullosos de ellos?
    Estas son las preguntas que se hacen los riobueninos, al tratar de encontrar una justificación de la tragedia. Todos eran estimados por sus compañeros. Prueba de ello es que los alumnos del Liceo hicieron una colecta para ayudar en los funerales de sus tres infortunados compañeros.


Luis, Marcelo y Jorge Sandoval Vidal, los tres hijos del parricida enloquecido de Río Bueno. La foto fue tomada hace algunos años en el día de la Primera Comunión de los niños, cuando nada hacía prever la tragedia que arrasó a la familia entera. 



Todo el pueblo de Río Bueno, conmovido de dolor ante la tragedia, concurrió a los funerales del intfortunado Luis Sandoval, su esposa e hijos. En generoso gesto, el Cuerpo de Bomberos cedió el mausoleo para que los restos se diera cristiana sepultura. La tumba colectiva se cubrió de flores, y, de rodillas, piedosas mujeres rezaron por el alma del panadero y sus familiares muertos. 

Nota del editor: Varias secciones de este artículo han sido omitidas por su pésima calidad digital, la cual rinde esas secciones imposibles de ser leídas.

viernes, 24 de mayo de 2024

El suicidio de Iván Arancibia, el profesor asesino

Fuente: Artículo, "Brutal suicidio del triple asesino de la prueba de aptitud académica", del periódico La Estrella de Valparaíso, edición N° 26.903, publicado el 29 de diciembre de 2011, páginas 1-3. Texto de Carla Olivares Rojas (colivares@estrellavalpo.cl). 

Brutal suicidio del triple asesino de la prueba de aptitud académica

12 años después del abominable crimen que conmovió a Valparaíso, el profesor Arancibia se quitó la vida asfixiándose con una bolsa.


Mientras estuvo hospitalizado, el profesor de física Iván Arancibia sólo recibía la visita de sus padres.

Con una bolsa en la cabeza el profesor Arancibia se suicidó: Hace cuatro años que vivía con sus padres. Ya había intentado quitarse la vida con anterioridad.

    "Asfixia por sofocación", esa fue la causa de la muerte del profesor de física Iván Jesús Arancibia Navarro, hoy de 59 años, quien se hizo tristemente conocido luego de que un 17 de diciembre del año 1999 - mientras se rendía la Prueba de Aptitud Académica - acabara con la vida de su hija Tamara de sólo 3 años; del director del Liceo B-29, Eliseo Nogué; del gerente de la Corporación Municipal de Valparaíso, Luis Inocencio y se descerrajara un tiro en la boca que lo dejó vivo, pero con serias secuelas.
    Luego de intentarlo en otras oportunidades, había decidido que el día martes 27 de diciembre a eso del mediodía - doce años y diez días después de los crímenes - , sería el día en que finalmente terminaría con el calvario que se inició cuando, a su juicio, había comenzado a recibir malos tratos e injusticias en su trabajo.
    En la mañana salió de la casa que compartía con su madre y su padrastro en el Pasaje Uno de la población Santa Rosa de Lima, en Nueva Aurora, y realizó algunos trámites, habría ido al banco. Una vez que él llegó al domicilio, sus padres lo dejaron solo. Oportunidad que aprovechó para realizar lo que tanto que- ría. Tomó una bolsa plástica de color blanco que había en la cocina y subió a una pieza ubicada en el segundo piso de la vivienda donde tenía una camilla especial para realizar masajes. Metió su cabeza en ella, ató la bolsa a su cuello y el aire le comenzó a faltar hasta que dio el último suspiro. El profesor Arancibia acababa con su vida.
    Fueron los progenitores quienes encontraron el cuerpo a eso de las 13.00 horas cuando subieron a buscarlo para almorzar. Ellos sabían que era cosa de tiempo. 
    Cerca de las 15.00 horas el fiscal de turno, Lionel González, dispuso que concurriera al lugar funcionarios de la Brigada de Homicidios de la PDI quienes constataron que no había participación de terceros en la muerte del profesor.

"Causaba un poco de recelo en la gente. No hablaba mucho, era como ido y siempre estaba solo.
- Juan Carlos Insunza vecino del triple homicida

En el Servicio Médico Legal

    El cuerpo del profesor Iván Arancibia no fue retirado por sus familiares de las dependencias del Servicio Médico Legal de Valparaíso donde se realizó la autopsia.
    Ayer por la tarde, un equipo del diario La Estrella se apostó en el lugar, sin embargo, hasta las 17.00 horas cuando termina la en- trega de cuerpos, el docente permanecía en el lugar. Una vez que sus padres retiren los restos, será trasladado a la parroquia San Rafael de Agua Santa, iglesia a la que pertenecian Norma y Sergio, sus católicos padres.

Cuatro años en casa

    Cuando ocurrieron los crímenes, el profesor Iván Arancibia fue internado en la Unidad de Cuidados Especiales del Hospital Siquiátrico del Salvador, en Playa Ancha. Ese era su hogar cuando se dio a conocer que el tribunal había sobreseído al triple homicida por ser inimputable al padecer de una sicosis paranoidea y al momento de cometer los crímenes lo hizo mentalmente enajenado. Ahí estuvo siendo atendido hasta el año 2004 cuando ingresó al hospital Siquiátrico de Putaendo para mayor seguridad.
Hasta el 2007 estuvo internado en ese lugar con el diagnóstico de esquizofrenia, fue dado de alta y se fue a vivir con su madre Norma y su padrastro Sergio, sin embargo, los controles médicos continuaron hasta septiembre de este año cuando visitó por última vez el centro asistencial de Putaendo, puesto que había desarrollado un cuadro de demencia por daño orgánico.

Saludaba a todos

    En la población Santa Rosa de Lima era habitual verlo caminando solo, muy serio, impávido y sin expresión son en el rostro. Siempre saludaba, pero nunca volvió a ser el mismo. "El cambió cuando llegó de Suecia en 1989", dijo una vecina. "A veces venía a comprar y saludaba, pero Como que no nos conocía, aunque sus papás decían que él nos recordaba a todos, además que causaba un poco de recelo en la gente. No hablaba mucho, era como ido y siempre estaba solo, sin pareja", dijo Juan Carlos Insulza, dueño de un almacén del sector. 
    Gabriela Aguilar lo conocía desde pequeño, tenía unos doce años cuando se vieron por primera vez y conoció la historia familiar del profesor que sufrió su primer quiebre emocional cuando sus padres se separaron y su madre conformó una nueva familia.
    "Iván era regalón de sus padres y de sus abuelos maternos. Norma más tarde se separó, se volvió a casar y tuvo a otro niño. Ahí él perdió la atención, se sintió rechazado por su hermano y hubo muchas discusiones porque Iván era violento con su hermano y parece que hasta fue tratado por un especialista, entonces el niño tenía algo que venía de su infancia. Años después el hermano se casó y se separó y no pudo soportar la separación con su esposa y también se suicidó", dijo la señora Gabriela.

La última vez

    Juan Carlos Insulza lo vio la semana pasada por última vez cuando fue a comprar un almuerzo, le regateó el precio y quiso ingresar al domicilio al comedor, pero no se lo permitieron. Aunque no fue agresivo, siempre fue muy serio.
    La señora Gabriela lo vio el lunes, se saludaron cariñosamente y conversaron un rato. "Estaba bien porque en la casa estaba una prima con niños chicos y me saludó muy cariñoso". 
    El profesor Iván Jesús Arancibia Navarro dejó una carta de despedida a sus padres donde explicaba los motivos del suicidio. Nunca se perdonó matar a su pequeña hija aquel 17 de diciembre de 1999.
    Además les dejó algo de dinero que tenía guardado, dinero que ahorraba sagradamente de la pensión que recibía.

"Estaba bien porque en la casa estaba una prima con niños chicos y me saludó muy cariñoso."
- Gabriela Aguilar vecina del profesor Iván Arancibia Navarro. 


En una habitación del segundo piso de la vivienda fue encontrado el cuerpo sin vida.

La historia del crimen que conmovió al país

    El jueves 16 de diciembre de 1999, un día antes de cometer los crímenes, el profesor de física Iván Arancibia Navarro, de 47 años, concurrió hasta la crónica del Diario La Estrella de Valparaíso y se entrevistó con el periodista Guillermo Jofré a quien le comentó que venía a denunciar malos tratos por parte de la Corporación Municipal de Educación de Valparaíso, ya que des- de septiembre de ese año que no podía trabajar como profesor de Física por- que los alumnos lo habían vetado. Venía de Suecia con algunos cursos de Teoría de Sistemas y era muy exigente, algo que los alumnos no toleraron. An- tes de retirarse el periodista le preguntó a qué liceo se refería, "ya lo va usted a descubrir", dijo antes de ir irse serio y muy calmado.

El día del crimen

    El día siguiente a las 11.05 de la mañana salió de su casa de la mano de su hija Tamara, armado con una pistola Lordism 7.65 mm. y dos cargadores de cinco balas cada uno que transportaba en una bolsa de terciopelo negra. 
    En primer lugar fue a la dirección del Liceo B-29, abrió la puerta y enfrentó a Eliseo Nogué, director del establecimiento. Sentó a su hijita en una silla, sacó la pistola y le disparó en dos oportunidades, una vez en el pecho y otra en la frente. Luego se dirigió al profesor Nogué y apretó cuatro veces el gatillo. La última bala fue directo a su cabeza.
    A ocho cuadras estaba la oficina del profesor Luis Inocencio, director de Educación de la Corporación Municipal. Arancibia fue caminando y con su pistola en la mano. Ingresó a las dependencias e incluso algunas mujeres gritaron al ver la pistola, pero a él nada lo detuvo. Fue hasta la oficina de Inocencio y disparó de inmediato. Su tercera víctima caía herido de muerte al suelo. 
    Luego se dirigió hasta el despacho del gerente de la Corporación, Víctor Quezada y lo apuntó en la frente, pero le quedaba una sola bala en el cargador, es que tomó la pistola automática con sus dos manos, la introdujo en su bo- ca y disparó. Los gritos se hicieron ensordecedores, sin embargo, Iván Jesús Arancibia Navarro quedó con vida cargando con tres muertes en su conciencia durante 12 largos años.

Con la bala

    Fue por unos milímetros que Arancibia no se despedazó el cerebro con el disparo en la boca. La bala se alojó en su cabeza y ahí se mantuvo durante todo este tiempo, como un triste y horrendo recuerdo del crimen que conmocionó a toda una ciudad y un país.


El profesor Arancibia murió a los 59 años.

Notas del transcriptor:
  • Lionel González González es un fiscal adjunto de la Fiscalía Local de Valparaíso
  • "Sicosis paranoidea" realmente se refiere a psicosis paranoica.

viernes, 17 de mayo de 2024

La trágica historia de Francisco Tiznado, el niño suicida

Fuente: Artículo, "¿Por qué se mató Panchulo?", de la revista Vea, edición N° 1.581, publicada el 2 de octubre de 1969, páginas 24-25. Texto de Hernán Norambuena. Fotos de Bibí de Vicenzi.

¿Por qué se mató Panchulo?

    Francisco Tiznado, de 11 años, puso fin a la cadena de tragedias que oprimía su corta existencia, colgándose de los andamios de un parrón. El padre estaba cesante y su madre había abandonado el hogar; Antes de adoptar la trágica decisión, lloró por ella. 

Dos de los cinco hermanos de "Panchulo": El pequeño tiene tres años, pero representa uno.

    Una mañana, lo encontraron muerto, ahorcado, en el fondo del patio de la casa de su abuela. Pendía de una estructura del parrón, colgado de un cordel, en macabra posición. Desde lejos, parecía un signo interrogante, con el extraño ovillo humano formado por su cuerpo flaco y desnutrido, mal vestido, cubierto con harapos. Nadie iba a creer que un niño de once años buscaría el suicidio como lenitivo a su intensa amargura. Pero fue así. Francisco Javier Tiznado Pizarro se mató a la edad en que florecen las diabluras, entretenimientos y juegos. Un hermano, de siete años, lo encontró colgando y, pensando en sus payasadas anteriores, remeció el cadáver, mientras invitaba a un partido de dominó. Extrañado, tiró del nudo rosa del cordel y el cuerpo fláccido cayó a tierra. Sólo entonces el autor del hallazgo entendió que algo raro ocurría y corrió a dar aviso. "¡El Panchulo se mató!...", fue el grito que salió de la casita de calle Sergio Valdovinos 1389, y sobrecogió a todo el vecindario. El suicidio hizo salir a flote el eterno problema de la niñez huérfana de cariño y afecto, de los matrimonios mal constituidos, dos canales que alimentan la vagancia infantil, esa que duerme en las calles abrigándose con el tibio pelaje de un perro.
    Quemante duda dejó el niño de once años que se ahorcó en el patio de su casa. La madre abandonó el hogar hace dos años y el padre está cesante. Seis hermanos del suicida están famélicos y descuidados. Hicieron colecta para poder sepultar los restos de Panchulo.

El abuelo y un tío observan el parrón desde el cual se colgó Panchulo.

La mayor de los hermanos, Francia, indica el lugar y el cajón que utilizó el niño para quitarse la vida.

¿Por qué se mató Panchulo?

    Hay varias respuestas. Una, que la madre, Berta Pizarro Ortiz, abandonó el hogar dejando tras sí a sus siete hijos: Albina, de un año; Ruthi, de cuatro; Joaquín, cinco; Susana, ocho; Francisco, nueve, y Francia, diez. Sobre el móvil del abandono opinan los vecinos: "Aburrida del zángano de su marido, que nunca trabaja"; "Cansada de los malos tratos, de la miseria"; "Se fue con otro hombre y tiene una guagua". Se desconoce su actual paradero, quizás ni se entere de que su hijo Panchulo se suicidó pensando en ella. Porque hay una cosa cierta, el niño-suicida nunca se conformó con la ausencia de su madre.
    Hace dos años que se fue del hogar Berta Pizarro Ortiz. Se sabe que es mujer trabajadora, hija de un mecánico. Entonces Francisco Jaime tenía nueve años y la falta de atención hizo que dejara de concurrir a clases en la Escuela Pública N° 192, en José Joaquín Pérez y Molina Lavín. Todo su tiempo lo dedicó a recorrer las calles, atisbando el rostro de las mujeres, a ver si encontraba a la desaparecida. Alguien le dijo que su madre estaba vendiendo pescado frito en el sector de la Estación Mapocho.
    Panchulo hizo guardia día y noche y lo único que logró fue una cantidad de amigos vagos que se esconden a pernoctar bajo los puentes del Mapocho. Al final, desesperado, volvió a Quinta Normal, San Pablo abajo, en la frontera con Las Barrancas. Por allí lo vieron taciturno, triste y melancólico. En sus rachas alegres jugaba con sus hermanos. Otras veces se iba a los boliches y llegaba a casa totalmente borracho. Vagando por las calles lo encontraron carabineros y lo llevaron preso. En otra oportunidad se apoderó de herramientas de obreros municipales y volvió a tener líos con la policía.

Terrible decisión

    Un tío del muchacho hace recuerdos: "Panchulo era un niño despierto, avivado, fuera de lo común. Iba a ver una película de "Tarzán" y se creía el hombre-mono; otras veces "Batman" o "Django". Subía y bajaba de los microbuses sobrecorriendo". La última noche de su vida estuvo bebiendo en un negocio de calle San Pablo. Después se fue al Matadero Municipal de Las Barrancas y observó la faena de matanza. La vista de la sangre y el bárbaro espectáculo lo hicieron llegar más triste que a la casa. Ni siquiera prestó atención a sus hermanos que jugaban dominó acostados en cama. Se dirigió al fondo del patio, se apoderó de un cordel que ató a una viga, se anudó la punta en el cuello y con el pie dio un empellón a un pequeño cajón. Eran las siete de la mañana y dos horas después su hermano Joaquín sacudía su cuerpo, invitándolo a un partido de dominó. La hermana del suicida, Francia, de doce años, señala que en una oportunidad un perro mordió a Francisco Jaime y médicos prestaron auxilio al muchacho mediante inyecciones. Pero solamente se colocó tres unidades y los amigos que se enteraron manifestaron que se volvería loco por desechar el tratamiento antirrábico. ¿Influyó esta predicción en su ánimo, ya alterado?

La madre no volvió

    Los demás hermanos se miran las caras. Todos tienen dos o tres años menos del físico común en niños de su misma edad. La menor, de tres, representa un año.
    ¿Piensan ustedes en su madre, al igual que Panchulo?
    "No” - dicen los niños -. Cuando nos acordamos de ella le echamos un par de garabatos." Para enterrar a Panchulo, vecinos corrieron una colecta. En el entierro estuvieron presentes el zapatero Hugo, al que siempre hizo las compras el desaparecido, y Juan Carlos, un niño de once años, vecino del pequeño extinto. ¿La madre?, ni luces.
    Las críticas de los vecinos alcanzaron al padre del menor suicida. Se reprochan a Francisco Tiznado Gallardo sus zapatos de gamuza, un beatle subido y otras prendas elegantes. En cambio, el pequeño Panchulo bajó a la fosa con su destrozado pantalón de mezclilla y un paletó que no era de él. Del pasado de Panchulo sólo queda una cruz, con nombre y fecha en que fue enterrado.
    Y como Panchulo era un niño pobre, jamás tuvo dinero para una fotografía, Sólo sus conocidos recordarán su rostro, su figura. Muerto logró la primera foto de su vida, ésa que jamás conocerá, en ella cuelga como signo interrogante: ¿Por qué se mató Panchulo?

El niño suicida, Francisco Jaime Tiznado. El grabado es la primera y última foto de Panchulo. Jamás tuvo dinero para tomarse una y hacerla llegar a su madre. Policías examinan el sitio del suceso.

viernes, 3 de mayo de 2024

El fallo que le salvó la vida al sextuple homicida de Pupunahue

Este artículo ha sido escaneado, transcrito y subido a este blog para fines de preservación textual y fotográfica, sin intención de ingringir derechos de autor, por lo cual la publicación no ha sido modificada, aparte de unas correcciones ortográficas menores. 

Fuente: Artículo, "Choque de poderes salvó al hombre de Pupunahue", de la revista Ercilla, edición N° 1.204, publicada el 17 de junio de 1958. 

Choque de poderes salvó al hombre de Pupunahue

    El reo Roldán Concha tuvo dos inesperados hechos en su favor cuando todo hacía prever su ajusticiamiento ante el pelotón de fusileros. Primero, la favorable intervención del delegado uruguayo Luis Carballa en la Comisión de Derechos Humanos que sesionó en Santiago bajo la tutela de la NU y del Gobierno chileno. Segundo, la negativa de la Corte Suprema para que Roldán fuera trasladado por 48 horas a la capital para ser examinado por psiquiatras. La petición la hizo el Ministro de Justicia, Luis Octavio Reyes, basándose en las argumentaciones de la buena moza abogada Mireya Tasso - ardiente defensora del criminal -. Esta argumenta que Concha era un "enajenado mental" y un "introvertido". 

Choque de poderes

    La Corte Suprema que ya había condenado a muerte a Roldán, confirmando los fallos de primera y segunda instancia en Valdivia. Se colocó en franca divergenci con el Ejecutivo y respondió que no existían antecedentes para pensar que el homicida estuviera enajenado. Después vino la conmutación de pena.
    Pero lo que fue un triunfo judicial para la atrayente Mireya Tasso y un nuevo qhoque entre dos poderes: El judicial y el ejecutivo. Oculta el caso criminal más horroroso del siglo. En Chile oficialmente podría encontrarse gemelo. Escuetamente, los hechos sucedieron así:
    Alrededor de las 9 de la noche, el minero José Misael Roldán Concha (27), soltero, en libertad condicial luego de cimplir condena de 4 años por el asesinato de Feliciano Carvajal, llegó al hogar de Custodio Gómez Chacón, ausente en ese momento. En la casa ubicada en el mineral de Pupunahue, vecino a Antilhue, mil 500 habitantes, y a sólo 35 kilómetros de Valdivia quedaban su esposa Laura y sus 6 hijos. Roldán Concha ofreció comprar naranjas y repollos, que le fueron negados. Enfurecido, saltó la ventana armado de un fierro, golpeándo a Laura (la esposa) hasta ultimarla. Luego, la ultrajó, procediendo finalmente a golpear salvajemente a los menores: Minerva (14), Víctor Custodio (10), María (7), Ernesto Rubén (5) y Teolinda (1), todos los cuales fallecieron. De los hijos de Custodio Gómez sólo salvo milagrosamente ocultándose bajo una cama, la menor Nora (13), que fue única testigo del horroroso suceso. Tranquilamente, Roldán Concha se lavó las manos, limpió el instrumento del delito,y robó algunas prendas del dueño de casa, para luego regresar a su vivienda en la mina de Pupunahue. Una hora después, teniendo aún manchas de sangre en su ropa, carabineros del retén de Antilhue lo arrestaron bajo los cargos de "homicidio, violación y hurto".

"Me porté bien"

    La Justicia procedió rápidamente. No hubo dudas legales en cuanto a la culpabilidad del criminal. Custodio Gómez, resgunado a la espantosa tragedia que truncó su familia, no tomó abogado acusador porque esperó la pena de muerte para Roldán Concha. 
    El pasado jueves, el Secretario del Segundo Juzgado de Letras de Valdivia, Samuel Rodríguez López leyó la comutación de la pena capital al impasible reo Roldán Concha. Con las manos en los bolsillos, sólo se limitó a contestar:
    - Siempre me he portado bien, señor.
    Estremecidos, los asistentes al acto debieron preguntarse que habría pasado si Roldán Concha se hubiera portado mal. Al salir, el criminal dejó entrever el estado de su conciencia cuando un reportero le preguntó si sentía remordimientos. Concha lo miró fríamente y contestó:
    - En realidad no me molesta para dormir, sino de vez en cuando.
    Ahora Roldán será trasladado a la Pentienciaria de Santiago. 

Reo Roldán después de la conmutación. 

Roce entre tribunales y el ejecutivo le conmutó pena

    El pasado jueves a las 12, en la lluviosa Valdivia, se cerró un capítulo policial que bien podría figurar en la dramática novela "Sala del Jurado", de Quentin Reynolds. En 6 minutos de lectora, José Roldán Concha, conocido como el "Chacal de Pupunahue", supo que luego de asesinar de 6 personas podría morir de viejo tras las rejas de la Penitenciaria. De un plumazo, CIC; haciendo uso del art. 72, N° 12 de la Constitución la conmutó la pena capital por la de presidio perpetuo.

Portada.

viernes, 1 de marzo de 2024

Madre asesina a sus dos hijos antes de suicidarse

Advertencia: Fotos de contenido gráfico. 

Este artículo ha sido adquirido, escaneado, transcrito y subido a este blog para fines de archivo textual y fotográfico, sin intención de derechos de autor, por lo cual la publicación no ha sido modificada, aparte de unas correcciones ortográficas menores. Cuenta la historia de un doble parricidio con suicidio ocurrido en medio de un brote de nervios en 1970 en Calama.

Fuente: Artículo, "Sangrienta tragedia estremece a Calama: Mató a sus dos hijos y luego se suicidó", de la revista Vea, edición N° 1.600, publicada el 29 de enero de 1970. Texto de José Hernández. 

Mató a sus dos hijos y luego se suicidó

    Calama: Como todos los días, al término de su jornada de trabajo en la Empresa Minera Chuquicamata, Uberlindo Cordero Cordero regresaba a su hogar con paso cansino. Iba pensando en la ropa que tenía que comprarles a sus hijos y en lo nerviosa que estaba su mujer en los últimos días.
    Cuando ya estaba cerca de su casa, en calle España 3452, un detalle le llamó la atención: los niños no venían a su encuentro. "Deben haber salido de compras con la Mariela", pensó. Y siguió caminando.
    Abrió la puerta y se encontró con un pesado silencio. Comió algo en la cocina y se dispuso a leer el diario que llevaba en el bolsillo, esperando la llegada de sus seres queridos.
    Pero pasaron los minutos sin que llegaran su mujer ni sus hijos. Un poco preocupado, salió a la calle para ver si los divisaba. Las primeras sombras de la noche caían sobre las casas, pero la silueta familiar de Mariela Carvajal, su compañera, no se divisaba por ninguna parte.
    Uberlindo Cordero entró nuevamente a su casa. Y, guiado por una siniestra corazonada, encaminó sus pasos hacia el dormitorio.
    Allí lo esperaba una escena tan pavorosa que el hombre creyó ser víctima de una pesadilla. En las dos camas, casi juntas, estaban su esposa, de 24 años, y sus hijos Solange, de tres años y medio, y Ronald, de un año y cuatro meses. Los rostros de los tres estaban bañados en sangre.
    Despavorido, Uberlindo Cordero abandonó la habitación y salió hacia la calle, Sus vecinos lo vie- ron corriendo en dirección a la Comisaria mientras gritaba con los ojos desorbitados: "¡Están todos muertos, están todos muertos!"
    Minutos más tarde llegaban los Carabineros al sangriento escenario. Allí comprobaron que las tres muertes fueron provocadas por los disparos de una pistola calibre 22, que se encontraba en una de las camas, muy cerca de la mano derecha de Mariela Carvajal Reygadas. El hecho de que los tres cadáveres estuvieran vestidos con ropas de dormir hizo suponer que la tragedia se había desencadenado entre las siete y las ocho de la tarde.
    La autopsia de los cadáveres, efectuada en el Hospital Carlos Cisternas, de esta ciudad, ratificó la primera impresión de los policías: los niños y la mujer murieron instantáneamente a causa de dis- paros efectuados a flor de piel, en la región parietal. Se trataba de un suicidio y dos parricidios.
    Investigaciones policiales realizadas más tarde comprobaron que Mariela Carvajal Reygadas sufría de agudas crisis nerviosas en las últimas semanas, lo que fue ratificado por los vecinos del matrimo- nio. Pero todos se mostraron sorprendidos por la tragedia, ya que la pareja, "aparte de los nervios de la señora, vivía en completa armonía". Agregaron que nadie había escuchado disparos.


El arma trágica.

    VEA conversó con Uberlindo Cordero al día siguiente de la tragedia. Al borde de la desesperación y con los ojos fijos en un punto indefinido, murmuró:

    No sé. No me explico por qué ha ocurrido todo esto. El nuestro era un hogar sin problemas. Mariela era feliz conmigo y yo estaba contento con ella. Tampoco teníamos dificultades económicas. Yo tengo un buen trabajo y podía satisfacer todas las necesidades de mi mujer y mis hijos.

    Sólo queda una explicación: el estado nervioso en que se encontraba Mariela Carvajal. Pero aún falta establecer por qué estaba tan nerviosa que fue capaz de matar a sus hijos y luego suicidarse.


De izquierda a derecha: Ronald (de un año y cuatro meses) y Solange (de tres años y medio).


Mariela Carvajal R., víctima de suicidio.

Talquino demente asesinó a cuatro personas con rocas antes de ser abatido por Carabineros

Fuente: Artículo, " Demencial matanza colectiva ", de la revista Vea, edición N° 1.814, publicada el 18 de abril de 1974, páginas ...